En la era digital, las adicciones tecnológicas se han convertido en un fenómeno preocupante que afecta a personas de todas las edades.
Desde niños hasta adultos mayores, el uso excesivo de dispositivos electrónicos y plataformas digitales ha despertado creciente interés en la salud mental y el bienestar social.
«Hoy, el Ministerio de la Mujer tiene un encuentro con servidores y servidoras públicas del Ministerio del Interior para presentar la cartilla Adicciones tecnológicas en todas las edades. Esta cartilla contiene información sobre los diferentes tipos de adicciones que existen: al móvil, a los videojuegos, a las redes sociales e incluso a la sobreinformación»; explicó Joselyn Guevara, representante del Ministerio de la Mujer.
Para los más jóvenes, el acceso temprano a dispositivos tecnológicos ha facilitado la interacción con el mundo digital, pero también ha provocado una dependencia alarmante.
No depender del mundo digital
Niños que pasan más de tres horas al día frente a una pantalla pueden experimentar problemas de atención, ansiedad y dificultades en el rendimiento académico. Las redes sociales, por su parte, alimentan una búsqueda constante de validación que puede derivar en baja autoestima y ciberacoso.
«Antes pensábamos que solo los jóvenes eran afectados, pero ahora nos damos cuenta de que todos, desde adolescentes hasta adultos mayores, estamos siendo impactados»; comentó Miguel Domínguez, de Migración y Extranjería.
Los adolescentes son un grupo especialmente vulnerable, ya que la presión social se intensifica durante esta etapa de desarrollo. La necesidad de estar siempre conectados de forma digital puede llevar a comportamientos compulsivos, donde el uso de aplicaciones de mensajería y redes sociales desplaza actividades saludables como el deporte o la lectura.
«Muchas veces dejamos nuestras responsabilidades por responder un mensaje o ver un video, y esto se convierte en una adicción muy fuerte y peligrosa»; añadió Julio César Aguirre, de la Dirección General de Bomberos.
Promover actividades fuera de línea y la interacción cara a cara son estrategias eficaces para recuperar el control sobre el uso de la tecnología en todas las edades.