Fue un 27 de diciembre de 1974 cuando un grupo de rebeldes pertenecientes al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), planeó esa operación como forma de presionar a la dictadura de los Somoza para que liberaran a los presos políticos; siendo uno de los golpes más duros a esa tiranía (toma de la casa de Chema Castillo).
El objetivo era tomar como rehenes en esa lujosa mansión a las personas que departían en una fiesta de fin de año, quienes se estaban dando una muy buena «comilona» con finos licores y un enorme desperdicio de alimentos. En esa fiesta se encontraba nada menos que el embajador de los Estados Unidos en Nicaragua.
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Se está cumpliendo medio siglo de esa operación guerrillera, en tal sentido, el Ministerio de la Juventud (MINJUVE) organizó un conversatorio histórico para que las nuevas generaciones conozcan cómo, quiénes, dónde y por qué se desarrolló la toma de la casa de Chema Castillo.
«Vamos a recordar, conmemorar y al mismo tiempo entender la importancia del asalto a la casa de Chema Castillo, un hecho histórico en la historia de Nicaragua y en la historia del Frente Sandinista porque marca el fin de la acumulación de fuerzas en silencio y empieza la lucha directa del Frente (Frente Sandinista de Liberación Nacional), y al mismo tiempo es reconocida a nivel mundial gracias al anuncio que se hizo tras las negociaciones»; expresó Luis Guerrero, miembro de la Red de Jóvenes Comunicadores, principal expositor en el conversatorio.
El asalto a la casa de Chema
José María «Chema» Castillo era un ministro somocista y como anfitrión también recibió en la fiesta a políticos y ministros del régimen somocista.
Como resultado de esa operación, se tuvo que liberar a varios guerrilleros, entre ellos el comandante José Daniel Ortega Saavedra; actual presidente de Nicaragua.
«Todo fue por el comando Juan José Quezada y fue dirigido por el comandante Eduardo Contreras, y la estrategia era la liberación de los compañeros históricos, entre ellos el comandante Daniel Ortega, José Benito Escobar y Jacinto Suárez»; dijo por su parte Brandon Rostrán, miembro de la Red de Jóvenes Comunicadores.
Mencionó que fue un golpe duro para el régimen de Somoza, porque él creía que había acabado con el Frente Sandinista; y no se esperaba que la guerrilla se estuviera afianzando aún más.
