En Nicaragua, el 2 de noviembre se conmemora el Día de los Fieles Difuntos, muchas familias visitan los camposantos del país para orar por sus seres queridos que han terminado su vida terrenal y han pasado a otro plano de vida.
Pero, ¿cuáles eran las costumbres relacionadas con la víspera del Día de los Muertos?
Viajamos hasta Masaya para conocer de esas tradiciones que han sido pasadas de generación en generación, conversamos con María Cristina Gaitán de 54 años, originaria de Monimbó. Ella aún continúa con las tradiciones de sus abuelitos que le fue inculcada desde que tenía 15 años.
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"Mi abuelita quien me crió desde los 8 años yo la veía cómo hacía el Rosario y ya cuando era más grande me enseñaba cómo debíamos rezarle a nuestros deudos, y un día antes que es el Día de los Santos, uno les hace sus rezos porque nosotros que estamos en la tierra debemos encomendarle el alma a Dios, para que esa alma no ande penando", dijo María Cristina Gaitán.
Creencias especiales
Todos los 2 de noviembre a las 4 de la madrugada Doña María Cristina, en la sala de su vivienda, ubica en forma de cruz candelas encendidas de cebo que representan la guía del espíritu y también representa a los muertos de la familia.
"La creencia que cuando se encienden las candelas y están las llamas grandes es que nuestros muertos están alegres, por que uno como los quiere en vida, los debe de querer muertos también, y uno no debe de olvidar a sus deudos, uno debe de recordarlos siempre y más para estas fechas", manifestó María Gaitán.
María Alicia López García a sus 75 años, todos los 2 de noviembre enflora la tumba de su hijo, acompañado por candelas de cebo y junto a su familias rezan el Rosario por su espíritu, ella asegura que la llama de la candela le avisa si su ser querido está alegre por la visita que le hacen.
"En la madrugada se prenden más candelas, se les hace el rezo, se les pide por sus espíritu y ya por la tarde se viene al cementerio. Se les limpia la tumba, se les pone las flores y las candelas se las dejamos encendidas para que no se sientan solos por la noche cuando nosotros ya nos vamos", indicó María Alicia López.
Según el historiador Wilmor López, el 2 de noviembre se conmemora en todo el mundo, día que fue declarado por la UNESCO como patrimonio oral intangible.
¿Qué hacían los antepasados?
"Los indígenas celebraban a sus muertos, ellos pensaban que sus muertos estaban dormidos y creían en el más allá, les daban en su vasija de barro que los enterraban, les ponían granos de maíz; pero cuando vinieron los misioneros trajeron el luto, el miedo, la culpa, el pecado, la muerte y por supuesto el Día de los Difuntos que comenzó en Francia en el año 995 por un santo, San Odilon, aquí ya vino cambiado bastante con influencia del sincretismo y entonces comenzaron a mezclarse la religión indígena con la religión católica", aseveró Wilmor López.
En algunos pueblos de Nicaragua las familias mantienen vivas alguna de las tradiciones que nos dejaron nuestros ancestros como cultos, rezos con el rosario de las ánimas y las comidas derivadas del maíz.
"El atol por ejemplo es indígena, el rosario de la paz eso es español y hay rosarios de ánimas. Ahorita en Diriá están regalando todos los días el atol de ánimas, eso es indígena, hecho del maíz morado; en Jinotepe regalan el chilate, una especia de café con leche y canela lo regalan para el Día de los Fieles Difuntos, eso es indígena y si usted ve en algunos cementerios en el norte del país llevan rosquillas, eso es indígena, que llegan a comer con el difunto, llegan a platicar", puntualizó Wilmor López.
"Mientras la religión católica la expresa en el duelo, las chalinas que llevan al cementerio, la vela, el responso que hace el sacerdote, las flores, hay distintas flores; como en León llevan buñuelo de vientos y buñuelos de piedras, eso es muy leonés, todo eso como riqueza cultural", afirmó el historiador nicaragüense.
Cabe destacar que al pasar de los años, en nuestro país, algunas costumbres para el Día de los Fieles Difuntos se han olvidado, sin embargo otras han renacido como los mariachis que tocan sus mejores piezas en los cementerios y algunas familias optan por comer y acompañar a su deudo todo el día, recordándolo con anécdotas.
