Aquella gigantesca e histórica movilización que se convirtió en leyenda tuvo tres fases; la planificación inicial, la selección de los métodos de enseñanza y el impulso de talleres para perfeccionar la metodología. Hablamos de la Cruzada Nacional de Alfabetización.
Carmen, de 57 años, conoció el mundo al saber a leer y escribir. “Yo aprendí hace 39 años en León, de ahí poco a poco me vine preparando”, recordó.
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Decidió instalar su negocio en la comarca Cedro Galán y la campaña de alfabetización le dio la libertad de decidir. “Ahora puedo hacer mis cuentas, me ha cambiado la vida, puedo atender mi negocio”, expresó.
Esa semilla que se sembró hace 39 años, germinó y dio sus frutos en abundancia. José Luis Aragón es parte de esa cosecha, quien recuerda cómo aprendió a leer y escribir con el Ejército Popular de la Cruzada.
“No puedo olvidar cómo ellos me tomaban la mano y me guiaban para así escribir mis primeras letras”, indicó.
Legado de la educación
Varias décadas después y es un vivo ejemplo de la esperanza que vieron los 95,582 estudiantes, maestros, trabajadores de la salud y asesores que participaron.
Ahora Aragón, este estudiante tiene una licenciatura y en la actualidad le sirve a la patria al trabajar de rescatista en la Dirección General de Bomberos. Él es uno de las 406,056 nicaragüenses que le cambió la vida el recibir a los brigadistas.
“Luchando contra la ignorancia, porque el no saber leer es como una persona ciega”, expresó.
La Cruzada Nacional de la Alfabetización abrió el primer camino hacia la Costa Caribe, ahí cientos de personas conocieron las primeras letras y el cambio comenzó.
El poeta Mcfields describe el júbilo de los caribeños con esta monumental jornada. “Cuando esa parte del pueblo estaba aislada por la dictadura, por el imperio, querían hacer sentir que aquel era otro país (…) La Cruzada de Alfabetización es el afán de la revolución, no solo de aprender a leer sino de alcanzar la integración política, económica y social de aquella parte del país, eso es lo más grande”, sostiene.
Nicaragua logró reducir la tasa de analfabetismo de un 50.35 por ciento a un 12.96 por ciento. La campaña concluyó el 23 de agosto de 1980.
Con honor se recuerda los 39 años de esa acción educativa que le dio la vuelta al mundo y que sacó de la ignorancia a un pueblo. También se le rinde tributo a los 59 alfabetizadores que cayeron por llevar el pan del saber.
Los objetivos de la Cruzada
1- Combatir el problema social del analfabetismo.
2- Introducir la realidad social de Nicaragua al mundo a los miles de campesinos, a quienes la realidad estaba oculta por tanto tiempo por el somocismo.
3- Hacer que nuestros jóvenes participen del cambio nacional y darles la oportunidad formativa más importante de su juventud.