Quien fungió como Nuncio Apostólico de Nicaragua, Monseñor Fortunatus Nwachukwu, abandonó el país el mediodía de este lunes para enrumbarse a su nueva misión diplomática y pastoral en las Antillas.
Más que un mensaje final, el Nuncio Apostólico concluyó su labor en el país con unas palabras de agradecimiento para el pueblo y gobierno de Nicaragua que lo acogió en estos 5 años de su misión diplomática y pastoral.
“La acogida fue muy calurosa y esa acogida la he encontrado durante mis casi cinco años de servicio en este país. Yo destaco sobre todo gente creyente, es lo que yo noto a nivel de la Iglesia, el fervor de la fe, del amor por Jesucristo, del amor por su Madre, del amor también por la Iglesia que Cristo dejó en la persona del Santo Padre”, dijo el religioso en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino acompañado por amistades y religiosos, así como por la viceministra de relaciones exteriores, Arlette Marenco.
Monseñor Fortunatus reconoció que en este país que se lleva en el corazón, existe una voluntad política para luchar por reducir la pobreza y asegura que él ha sido testigo del desarrollo que se viene experimentando en Nicaragua en los últimos años.
“He visitado, he visto y también he tocado la experiencia de la pobreza en el país en distintos rincones, pero también he visto en mis cinco años avances en la lucha contra la pobreza. Hay siempre espacio para hacer mucho mejor, para mejorar, pero tenemos que reconocer cuando hay avances, avances que incluso he vivido en primera persona”, aseguró Nwachukwu antes de subir a su avión.
El Nuncio Apostólico llegó a Nicaragua un 18 de febrero del año 2013 y tras casi 5 años ahora se enrumba hacia Trinidad y Tobago como representante del Papa Francisco en esa nación caribeña.