Después de recorrer por tres días parte de los más de 300 bancos de semillas comunitarios en Nicaragua, una misión de la Cooperación Mexicana encabezada por Gabriel Morales, director adjunto de esta agencia internacional, presentó sus resultados ante las autoridades del Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria, INTA.
“Hay una estrategia que despliega el Gobierno de Nicaragua, a la que se suma la Cooperación Mexicana a través de FAO, para impulsar específicamente 58 bancos de semilla, para el mejoramiento participativo y ahí creo que es de relevancia, destacar la participación de los jóvenes y las mujeres, en todo el proceso, desde las definiciones de sus prioridades”, sostuvo Morales en la mesa de trabajo establecida este jueves.
Además otro ángulo de la Cooperación Mexicana también esta centrada en la capacitación académica y técnica a los productores.
“Nos han venido apoyando en la estrategia que tenemos para mejorar los niveles de productividad. En este caso estamos hablando de los granos básicos y que hemos seleccionado un tema de mucha importancia, como es trabajar en la semilla y el mejoramiento participativo en las semillas criollas y acriolladas”, compartió Miguel Obando, codirector del INTA.
“Se mantiene la seguridad alimentaria en Nicaragua con este esfuerzo que estamos movilizando, estamos entregando la canasta, la alimentación, así estamos aportando a las exportaciones del maíz y el frijol”, dijo Obando.
“Todos estos planes y desafíos que se van a realizar, estaremos pendientes desde la embajada”, dijo Oscar de la Torre, encargado de negocios de la embajada de México en Nicaragua.
¿Qué son estas semillas?
Las semillas criollas son obtenidas a través del mejoramiento genético ancestral, los aportes que da el productor, tiene que ver con el cruzamiento natural entre las diferentes variedades cultivadas en parcelas.
Las semillas acriolladas son las descendientes de las variedades mejoradas. Están destinadas a germinar en contextos difíciles como la brusca variabilidad climática.