Johnny Ventura, cantante, director de orquesta, así mismo compositor y arreglista que dio forma al sonido del merengue moderno en la década de 1960, al mantener sus ritmos tropicales al mismo tiempo que aceleraba los tiempos y tomaba prestados elementos del rocanrol, falleció el 28 de julio en Santiago, República Dominicana. Tenía 81 años.
La causa del deceso fue una insuficiencia cardiaca, según informó la Clínica Unión Médica de Santiago en un comunicado. También señaló que Ventura estaba almorzando cuando sintió un dolor en el pecho, se desplomó y no respondió a la reanimación cardiopulmonar.
Ventura, que a menudo era llamado “el Elvis del merengue” y “el Caballo Negro”, lanzó más de cien álbumes a lo largo de seis décadas en las que grabó éxitos llenos de vitalidad: como “Patacón pisao”, “Pitaste” y “Merenguero hasta la tambora”. Ganó seis premios Grammy Latino, incluido un premio a la trayectoria en 2006.
Dio forma al sonido del merengue moderno
No obstante, la música no fue su única ocupación. Más adelante se convirtió en empresario,se graduó como licenciado en Derecho y entró en la política, donde ocupó el cargo de alcalde de la capital de su país, Santo Domingo.
Su nombre era Juan de Dios Ventura Soriano y nació en Santo Domingo el 8 de marzo de 1940. Al ser un joven de familia modesta, estudió para ser secretario, con la esperanza de que un trabajo de oficina le ayudara a financiar la formación universitaria para convertirse en arquitecto, pero después de ganar un concurso radiofónico de canto en 1956, se centró en la música y se graduó de la escuela de radiodifusión Héctor J. Díaz.
La música no fue su única ocupación
En su juventud, la República Dominicana estaba gobernada por el dictador Rafael Trujillo, quien promovía el merengue, un género rural, como símbolo de la identidad dominicana. “Pero llegó un momento en el que el género se estancó”, narró Ventura en una entrevista de 2016 con el diario El Tiempo, “porque los artistas y los grupos querían dedicarle la mayor parte de su trabajo al jefe”.
Después del asesinato de Trujillo en 1961, el merengue comenzó a expresar un nuevo sentido de libertad; adoptó tempos sin restricciones y letras sin censura.
“Cuando Trujillo falleció, una euforia política recorrió la República Dominicana”, le dijo Ventura a Paul Austerlitz en una entrevista para el libro Merengue: música e identidad dominicana (2021), “y como jóvenes de 21 años, por supuesto que participamos en ella”.
Ventura empezó tocando el saxofón, pero pronto descubrió que su talento nato era el de ser cantante barítono. Era un vocalista alto, guapo y carismático. Cantó la voz principal en el mayor éxito dominicano de 1962, “La agarradera”, de Luis Pérez, una canción de ritmo acelerado llena de dobles sentidos.
En 1964 creó su propia banda, Johnny Ventura y el Combo Show. Como los jóvenes dominicanos escuchaban cada vez más rocanrol y salsa; actualizó el sonido del merengue e incorporó esas influencias.
“El merengue tradicional estaba identificado por completo con la tiranía y había sido usurpado por la gran popularidad que el rocanrol había despertado en la juventud dominicana”, escribió Ventura en un ensayo de 1978.
Espectáculos visuales
El cantante convirtió las actuaciones del Combo Show en espectáculos visuales en los que bailaba con tal desenfreno que se le comparó con Elvis Presley, algo que él mismo alentaba vistiendo como el cantante estadounidense e incluso adoptando su sonrisa característica. Ventura aparecía de manera regular en programas diurnos de variedades e incluso fue anfitrión de su propio programa de concursos.
Comenzó a tocar en Nueva York en 1967 y tuvo éxito entre el público estadounidense, además de grabar duetos con estrellas de la salsa de la época. Se hizo amigo cercano de Celia Cruz, dijo, con quien cantó y a quien admiró como si fuera una hermana mayor.
Cuando la música disco se convirtió en el sonido internacional de las pistas de baile en los años 70; Ventura tuvo que refugiarse en su popularidad. “Incorporamos casi todas las canciones de los Bee Gees al repertorio de mi grupo, y el público aplaudía mucho cuando cantábamos esas canciones en inglés”; dijo a Austerlitz.
The New York Times