Kurt Cobain se atrincheró en una habitación sobre el garaje de su casa en Seattle. Colocó un taburete contra la puerta y se encerró a escribir una carta de despedida. Se había quitado ya su gorra de cazador, que usaba para que la gente no lo reconociera. Era el 5 de abril de 1994.
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Cobain sacó entonces de una caja de tabaco Tom Moore su parafernalia de drogas y se inyectó tres dosis de heroína. Había, ya, bebido cerveza y fumado cigarrillos. Colocó en el suelo dos toallas, sacó su billetera y dejó a la vista su licencia de conducir para que pudieran constatar su identidad. Se acomodó en el piso y apoyó sobre el pecho su escopeta calibre 20. El cañón apuntaba directo a su barbilla. Con el pulgar jaló el gatillo. Un disparo certero.
“Es mejor quemarse que desvanecerse”, se leía en su nota suicida, escrita en tinta roja y dedicada a Boddha, su amigo imaginario de la infancia. La frase fue tomada de la canción de Neil Young “Hey Hey My My”. En su último mensaje, Cobain lamentaba no disfrutar la fama.
“No puedo soportar la idea de que Frances (su hija) se convierta en el rockero miserable y autodestructivo que me volví”, escribió, y en la última línea de su texto aseguraba que la pequeña, de entonces 20 meses, estaría mejor sin él.
En ese momento terminó la vida del atormentado cantante, héroe de una generación de jóvenes que vieron en su banda, Nirvana, un grito de rebeldía contra la sociedad que los juzgaba. Con apenas tres álbumes de estudio, la banda registraba ventas de más de treinta millones de copias.
La fama había sido demasiada para el joven de 27 años, nacido en el pequeño poblado de Aberdeen (Washington) el 20 de febrero de 1967.
Carta de despedida
Fue recién el 8 de abril cuando un electricista, Gary Smith, encontró el cuerpo de Cobain, quien entonces llevaba ya varios días reportado como desaparecido.
Smith había acudido a la casa de Cobain a instalar un sistema de luces de seguridad, y aunque no le abrieron cuando llamó a la puerta, decidió comenzar su labor. En una de las habitaciones creyó ver un maniquí sobre el suelo con una escopeta sobre el estómago, pero en realidad era el cuerpo del cantante.