Residente como solista es más banda que nunca. Eso es lo que sentí al escuchar atentamente el concierto del artista boricua en Nicaragua este 28 de octubre, un hombre que se juntó con verdaderas "moles" y que en conjunto suenan increíble, de hecho con mucho rock de por medio.
Sabemos que Residente es un artista urbano, de esos que a como escribió hace poco mi amiga Epifanía en una nota, es un "latido genuino de la calle". Su forma de expresarse es un verdadero manifiesto y se nota en cada intervención, ya que para él es tan importante su música como sus discursos de protesta, de inconformidad con el sistema, de la opresión de los pueblos latinoamericanos con el yugo imperialista, el valor de Sandino, entre otras cosas.
Por ahí estuvo hablando de la omnipotencia de Google, de las redes sociales y cómo carcomen la mente humana, problemas en países de África como Burkina Faso y una gran cantidad de gritos sociales a los cuales Residente intenta ser un canal para que sus voces se escuchen. Si lo hace por compromiso o por llegar a un segmento de público que aún lo considera "rebelde", eso es cosa de cada quién.
Pero bien, llegando al grano la parte musical estuvo fenomenal, desde la calidad de Zona 21, Manifiesto Urbano hasta las casi dos horas de pura música de René para una explosión de júbilo. Arrancó con Somos Anormales y cerró con Vamo a Portarnos Mal, en medio de todo eso… una fiesta sin fin. Vivirlo en lo personal fue algo fuera de serie, me hizo una regresión a una época de mi juventud, me hizo recordar cuando iba al Caramanchel a perderme con esos ritmos latinos tan sabrosos que tira el puertorriqueño de forma natural, esas rimas la verdad que sobresalen incluso en sus canciones más de relajo y bacanal.
Esta era la tercera vez que iba a un concierto de Residente/Calle 13 y la primera que la hice con otro nivel de madurez, discerniendo pedazo a pedazo su show pero a la vez agarré una energía que no sabía que tenía guardada y pasé brincando en varios segmentos del mismo, ¡es imposible no hacerlo con tremendo concierto! Escuchar desde La Vuelta al Mundo, Baile de los Pobres o la misma Calma Pueblo fue impresionante. De esa última en lo particular es una de las que más disfruté, fue una verdadera potencia rock y es lo más cerca que voy a estar de percibir al maestro Omar Rodríguez López, guitarra en The Mars Volta y con quien Calle 13 compuso esa rola.
Al momento que llegó Latinoamérica fue otro nivel de éxtasis… Por ahí ondeaba una bandera rojinegra que me llenó de orgullo y de pronto la gente que estaba adelante empezó a corear "El Pueblo Unido, Jamás Será Vencido", una digna entrada para que se soltara esa canción que al observar la expresión de la gente se reflejó una conexión espiritual con la misma, el público casi que se desgarraba la garganta al cantarla, una pasión que podía asombrar a cualquiera.
Y así se fue un concierto que hizo un gran recorrido por las distintas etapas del artista, siempre con unas líricas que se estructuran de una forma increíble y que se te meten en los huesos hasta poseerte con el demonio del baile, el cual no paraba y que nos hizo alucinar todo el toque.
El Aguante, No Hay Nadie Como Tú, Muerte en Hawaii y a como no podía hacer falta Atrévete-Te-Te iluminarían una noche musical que fue cobijada por una sabrosa brisa, la cual nos condujo a disfrutar a lo grande otra gran presentación de Residente, la que esperamos no sea la última que haga en la tierra del Sandino que tanto dice apreciar, nuestra bella Nicaragua.
