Resistencia es una banda que apenas pone pie en el escenario es inmediata la explosión de energía que transmite, un groove metal que revienta en la mente y alma de cualquier metalero, eso pudo sentirse este viernes 31 de marzo en Ron Kon Rolas, bar rockero de Nicaragua.
El concierto inició a eso de las 11 de la noche, ya la gente se mostraba ansiosa y estaba frente a la tarima desde minutos antes, para ser los primeros en absorber toda esa pesada y enérgica vibra de los enmascarados músicos. Apenas arrancó este toque el Comandante 0.5 con su gutural voz, más el trabajo impecable de Micorio, Larva y por supuesto Don Degenerado, ya la gente se metió de lleno en el headbanging intenso.
Las rolas iban fluyendo una tras otra y rápidamente comenzó el mosh, de ese que aunque se ve violento en realidad no se hace con mala intención, con esto nos referimos que nadie buscaba lastimarse como tal, más que nada empujones y brincos a como debe ser. Todo con respeto a los músicos, a la gente alrededor y a los equipos.
Además de los temas clásicos tocaron las rolas que formarán parte de su 2do álbum, el cual continúan armando en este año, entre ellas Celebridad Local, La Lucha Sigue (que nos adelantaron que quizá así titulen su nueva producción), hasta una que se ha convertido en todo un éxito: Hartate Esta. El coro en esa rola se sintió increíble.
Después de percibir toda esa furia musical desatada de esta gran banda nicaragüense le llegaría el turno a Totem, grupo metalero de Costa Rica que por primera vez hacía una presentación en Nicaragua. Hace un tiempo el propio Comandante 0.5 nos había recomendado la música de estos artistas y ahora nos damos cuenta del por qué.
Totem tiene mucha personalidad en su presentación, artistas que se pintan las caras y sus accesorios reflejan una onda tribal muy interesante, con el uso de instrumentos de viento muy peculiares así como percusión que suma a una experiencia en donde se reconocen ese tributo a raíces latinoamericanas.
El performance de la banda fue variado y poderoso, con un bajista que sorprendía por su actitud así como su manejo del instrumento, al igual que el batero que no paraba de darle con todo a esos platillos. El vocal hizo conexión con el público y se mostraba agradecido con los presentes, a quienes nos regresaba los aplausos cada vez que cerraban con alguna canción. Para la última rola fue otro nivel ver a la percusionista disfrazarse con una calavera de animal y una especie de bata negra que cubría todo su cuerpo.
En definitiva que el concierto se disfrutó a plenitud y deja en alto el nombre del metal en Nicaragua y Centroamérica, esperamos que la unión del istmo continúe en todos sus ámbitos, sobre todo en el musical.