Un equipo de investigadores calculó en 10 % las posibilidades de que un cohete o desecho aeroespacial; en caída libre mate en la próxima década a una persona en algún lugar del mundo, si se mantienen las prácticas actuales de la industria espacial.
«Es un riesgo estadísticamente bajo, pero no despreciable. Va en aumento, y es totalmente evitable»; afirmó este lunes a The Verge Michael Byers, profesor de la Universidad de Columbia Británica (Canadá).
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«Entonces, ¿debemos tomar las medidas disponibles para eliminar los riesgos de siniestro? Creo que la respuesta debería ser afirmativa», añadió.
Según apuntaron los científicos, ese peligro podría aumentar a medida que se lancen cohetes al espacio con más frecuencia; para transportar un número creciente de satélites.
Cuando los propulsores de cohete se adentran en el espacio, suelen soltar peso muerto, desprendiéndose de ‘etapas’ o partes; incluyen tanques de combustible vacíos y motores que ya no son útiles para el lanzamiento.
Algunos cohete sueltan sus piezas propulsoras antes de llegar a la órbita y suelen apuntar al océano con cierta precisión.
Si un cohete ya ha llegado a la órbita, es posible guiar ese equipo de vuelta a la Tierra de forma segura y dirigirlo hacia aguas oceánicas; utilizando motores que pueden volver a encenderse.
Pero algunas etapas del cohete quedan abandonadas en órbita después del lanzamiento, lo que constituye el objeto del nuevo estudio.
Asimismo, los investigadores revelaron que la amenaza de cohete es significativamente mayor en algunas partes del mundo que en otras; así, muchos países del sur global tienen que lidiar con una mayor proporción de basura espacial, aunque no sean responsables de ella.
Al analizar los últimos 30 años de lanzamientos de cohete, Byers y sus colegas descubrieron que Yakarta (Indonesia); Ciudad de México (México) y Lagos (Nigeria) tienen al menos tres veces más probabilidades que Washington o Nueva York (EE.UU.); de que un cuerpo de cohete incontrolado entre en la atmósfera y caiga sobre ellos.
«El riesgo a nivel individual es muy, muy pequeño cohete, [… pero] si viven ustedes en una ciudad densamente poblada y a 30 grados de latitud norte, entonces deberían preocuparse más»; apuntó Byers.
Esto se debe a que muchos de los desechos que dan lugar a reentradas incontroladas proceden de cohete que lanzan cargas útiles a la órbita geosincrónica; que sigue aproximadamente el ecuador de la Tierra y permite que un satélite coincida con la rotación de nuestro planeta.
El investigador indicó que también hay «un riesgo significativamente mayor de cohete» a unos 30 grados al norte del ecuador debido a la densidad de población en esa latitud.
Hasta la fecha no se ha documentado ninguna muerte por la reentrada en la atmósfera de un cohete no controlado. Sin embargo, en 2020, un tubo de 12 metros de largo y otros restos del cohete chino Long March 5B se estrellaron en dos pueblos de Costa de Marfil, en África Occidental.