Desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, en octubre de 2023, se ha registrado la muerte de 194 periodistas, según la Oficina Gubernamental de Medios de Comunicación de Palestina. Este conflicto, considerado uno de los episodios más mortales para la prensa en décadas; ha dejado a estos profesionales como blanco de los ataques, que organizaciones internacionales califican como violaciones graves al derecho internacional humanitario.
Entre las víctimas recientes se encuentran Mamdouh Ibrahim Qanita, redactor de prensa del canal satelital Al-Aqsa, y Maisara Salah; periodista de la Red de Noticias Quds. El ejército israelí asesinó a ambos en circunstancias trágicas e impidió incluso el traslado médico para Salah tras resultar herido en un bombardeo. Diversas organizaciones han denunciado estas acciones como un intento deliberado de silenciar a quienes documentan el sufrimiento en Gaza y exponen las violaciones de derechos humanos.
El bloqueo impuesto a Gaza y los constantes bombardeos han generado un entorno letal para los periodistas, quienes arriesgan sus vidas para cubrir la realidad del conflicto. Según la UNESCO; los periodistas palestinos han demostrado una valentía inquebrantable; razón por la cual fueron reconocidos colectivamente con el Premio Mundial de la Libertad de Prensa en el último Día Mundial de la Prensa.
Este escenario destaca la urgente necesidad de proteger a los trabajadores de los medios en zonas de conflicto, tal como exigen las convenciones internacionales. Mientras tanto, organizaciones como la Red de Noticias Quds han pedido investigaciones exhaustivas sobre los crímenes de guerra cometidos contra periodistas en Gaza; en un esfuerzo por garantizar justicia y responsabilidad.
Silenciados en Gaza
La continua violencia contra periodistas en Gaza evidencia la intención de silenciar a quienes documentan los crímenes y atrocidades del conflicto. El trabajo de estos comunicadores no solo pone en riesgo sus vidas, sino que también expone la fragilidad de la libertad de prensa en zonas de guerra.
Garantizar su seguridad no es solo una cuestión de derechos humanos, sino una necesidad para preservar la verdad y el derecho de las comunidades internacionales a conocer lo que ocurre en la región. La protección de los periodistas debe ser una prioridad global, respaldada por acciones concretas que castiguen a los responsables de estos ataques y eviten que queden en la impunidad.