La curandera Makhosi Malatji agarra los huesecillos y coloca su celular en un trípode. Como la mayoría de las curanderos de Sudáfrica, desde que apareció el coronavirus, ofrece sesiones de rituales ancestrales en línea.
En su sala de consulta en Johannesburgo, cuyo suelo está cubierto de telas con estampados tradicionales y pieles, el incienso va quemándose lentamente. Pero su clienta no se encuentra aquí, sino al otro lado de la pantalla, a través de la cual le confía las tensiones familiares que la carcomen.
Ya sea por conflictos, por problemas de decisión, por una enfermedad o para que les interpreten los sueños, muchos sudafricanos consultan regularmente a las «gogos«, como se conoce cariñosamente a las mujeres mayores respetables, tengan la edad que tengan.
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En un primer momento, Malatji era bastante reacia a las nuevas tecnologías, pero hoy esta curandera de 37 años tiene un perfil profesional en Facebook, Instagram y YouTube. A pesar de que las restricciones impuestas por el coronavirus se han reducido, la mitad de sus consultas continúan realizándose a distancia.
Gracias a la tecnología puede tener clientes en Dubái, Italia o Sri Lanka. «Antes del covid, nunca había utilizado un teléfono o un ordenador para una consulta», admite.
Antes de la pandemia, la joven generación de curanderos tradicionales había empezado a atender consultas por videollamada.
Según ella, el confinamiento hizo que se incrementaran las solicitudes de consultas a distancia. «Antes, la única forma de hablar con un curandero tradicional era yendo a su casa», dice. «Ahora, hay nuevos medios».
Curanderos o «Gogo Online»
Sin embargo, la práctica no esta exenta de tensiones con los defensores de que estos ritos ancestrales se sigan efectuando de forma tradicional. Y la brecha generacional complica el diálogo, admite Dhlamini.
«A un curandero de una cierta edad no le resulta evidente pedirle a uno más joven que le ayude» con la tecnología, explica.
El año pasado, Xhanti Madolo, de 39 años, creó el primer anuario en línea de «sangomas», con un antiguo compañero de clase.
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Desde noviembre, más de 200 curanderos se han inscrito en la plataforma «Gogo Online». El confinamiento supuso «un verdadero empujón», según el especialista.
Los «sangomas», reconocidos como «practicantes de salud tradicionales» e incluidos en las primeras vacunaciones reservadas a los sanitarios de Sudáfrica, fueron ilegalizados en 1957 en virtud de una ley sobre la supresión de la brujería. Su práctica no se volvió a legalizar hasta medio siglo después.
Por Swissinfo.ch