Los ‘zombies de Kinshasa’ es el nombre que Der Spiegel atribuye a estas personas, víctimas de una nueva droga «bombé» que está arrasando territorios de la República Democrática del Congo.
«Bombé», fabricada gracias a catalizadores de automóviles, ha dejado en WhatsApp y otras redes imágenes que muestran una realidad inevitable: hombres y mujeres que caminan lentamente y han perdido todo ápice de emoción en su rostro.
Para obtener esta droga, los traficantes desenroscan el catalizador de los coches aparcados y retiran el contenido del mismo, sustituyéndolo por hilos metálicos.
Según un mecánico congoleño ha declarado que ”varios clientes le han entregado su coche en ese estado”. Los catalizadores tienen algunos compuestos químicos como tramadol, nitrilo, dolareno y ampicilina.
Un investigador oficial declaró que «Bombé» se ha convertido en una epidemia que ha llegado a ojos del gobierno de la república. El asunto reviste tal gravedad que incluso el Presidente, Felix Thisekedi, ha llevado a cabo un gabinete para discutir el uso de esta droga y conseguir regularla.
«Bombé», nueva droga
El uso de la droga tiene su razón de ser en territorios devastados por la pobreza y la criminalidad. Sin ir más lejos, Kinshasha, una de las ciudades menos habitables del planeta. Esta es uno de los epicentros de este terrible suceso por las condiciones deplorables en las que los ciudadanos viven. Por lo tanto, buscan como alternativa la droga para sentirse mejor.
La droga «Bombé» tiene la apariencia de un cristal con polvo marrón. Junto a ese polvo se desmenuzan pastillas blancas y se juntan. Al combinar las pastillas, jóvenes confirman que ”consiguen tener apetito” ya que de lo contrario ”no comerían nada durante dos días”.
Pueden consumir «Bombé» de diferentes maneras. Esnifarla es la manera más sencilla, pero también se puede incluir dentro de un cigarrillo y fumarlo.
Banda de jóvenes pandilleros
Los jóvenes aseguran que esta droga solo cuesta un euro, por lo que para ellos es asequible y además ”hace la vida más fácil”, declaran jóvenes. Dado que su tráfico se ha extendido en estos barrios, la Policía ha arrestado hasta a 100 personas en los últimos días.
Kinshasha es una de las ciudades más caras del mundo en la que el contraste entre ricos y pobres es inmensa. Casi 15 millones de habitantes de Kinshasha no tienen un trabajo fijo.
La pandemia de coronavirus ha empeorado esta crisis, por lo que muchas personas se han sumido en la droga desesperanzados por lo que les depara el futuro.
Los Kulumas, una banda de jóvenes pandilleros que cometen delitos de robo y otros crímenes, son algunos de los que más consumen esa droga porque les sume en un ”absoluto estado de felicidad”.