Las fuerzas de seguridad abrieron fuego el jueves en Birmania contra manifestantes que salieron de nuevo a la calle y según testigos un estudiante resultó herido, al día siguiente de una jornada de "huelga silenciosa" que paralizó parte del país.
En Rangún, la capital económica, las manifestantes prodemocracia desfilaron a primera hora del día, con globos rojos, el color de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi.
Algunos llevaban pancartas en las que se podía leer: "Derrocad al dictador terrorista", según medios locales.
Médicos y enfermeras en huelga se manifestaron en Mandalay (centro).
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En Hpa-An, la capital del estado de Kayin, en el sureste del país, activistas intentaron levantar barricadas con sacos de arena, pero la policía disparó. "Un estudiante resultó herido por un disparo en la pierna", informó a la AFP un testigo.
El miércoles, atendiendo los llamados a una "huelga silenciosa", las calles de Rangún, Mandaly o Naipyidó, capital administrativa, estuvieron desiertas, con muchos comercios cerrados.
La junta militar intenta por todos los medios poner fin a las protestas en Birmania.
Al menos 286 civiles murieron desde el golpe de Estado del 1 de febrero que derrocó el gobierno civil de Aung San Suu Kyi, según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP).
Pero el balance real puede ser mucho peor, ya que cientos de personas detenidas han sido dadas por desaparecidas.
El ejército, que llama a los manifestantes "terroristas violentos", informó por su parte de 164 víctimas.
Más de 600 personas detenidas en estas últimas siete semanas, entre ellas un fotógrafo de la agencia de prensa estadounidense AP y un fotoperiodista polaco, fueron puestas en libertad el miércoles.
El portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, instó a los militares a "la máxima contención" de cara al 27 de marzo, día de las fuerzas armadas en Birmania.