El Papa Francisco clamó este martes "¡Que callen las armas!" en su primer discurso poco después de llegar a Irak, en la que constituye su primera visita apostólica al país árabe, devastado por guerras, persecuciones y actualmente por la pandemia de la Covid-19.
Durante su encuentro con las autoridades iraquíes, incluido el mandatario Barham Salih, quien envió la invitación oficial al papa, el Pontífice habló de los problemas de la nación árabe. "Basta de violencia, de extremismos, de facciones, de intolerancias", dijo.
Vengo como penitente que pide perdón al Cielo y a los hermanos por tantas destrucciones y crueldad; como peregrino de paz, en nombre de Cristo, Príncipe de la Paz. ¡Cuánto hemos rezado por la paz en #Irak! Dios escucha siempre. Depende de nosotros caminar por sus sendas.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) March 5, 2021
Francisco abogó ante las autoridades iraquíes por que "nadie sea considerado como un ciudadano de segunda clase", en alusión a los grupos religiosos que existen en el país, incluyendo a los cristianos, que representan solo el uno por ciento de la población.
El pontífice denunció "una barbarie insensata y deshumana" perpetrada en Irak, la antigua Mesopotamia, "cuna de la civilización". Tras la discusión asuntos políticos, el sumo pontífice iniciará la etapa más espiritual y popular de su camino.
Sólo si logramos mirarnos entre nosotros, con nuestras diferencias, como miembros de la misma familia humana, podremos comenzar un proceso efectivo de reconstrucción y dejar a las generaciones futuras un mundo mejor, más justo y más humano. #ViajeApostólico #Iraq
— Papa Francisco (@Pontifex_es) March 5, 2021
Francisco instó además a luchar contra la corrupción, la razón por la que cientos de miles de iraquíes se manifestaron en las calles durante meses a finales del 2019. En aquel entonces, Francisco llamó a Irak a dejar de reprimir a sus jóvenes.
El sumo Pontífice recorrió 1.445 kilómetros, la mayoría por aire, para evitar las zonas donde los yihadistas aún se esconden, y tras su bienvenida expresó la frase al saludar a los cristianos que permanecieron en el territorio iraquí, a pesar de la violencia y la pobreza.
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La máxima autoridad de la Iglesia católica tiene 84 años, está vacunado contra la Covid-19 y le falta una parte de un pulmón. A su llegada a Bagdad (capital), cumplió los protocolos de salud para apoyar a una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo.
Importante encuentro
La estancia de Francisco en Irak concluirá el 8 de marzo. En su programa, está previsto que se reúna con los musulmanes y el gran ayatolá Ali Sistani, de 90 años, el líder espiritual de los chiíes de Irak y de todo el mundo, informó Telesur.