El Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades ha encontrado rastros del COVID-19 vivo en el embalaje exterior del bacalao congelado en la ciudad costera oriental de Qingdao, donde ha habido un brote de la enfermedad recientemente. Esta es la primera vez que se detecta el coronavirus vivo en el exterior de los productos refrigerados.
Anteriormente se habían encontrado rastros genéticos en muestras de alimentos congelados, pero no se había aislado a ningún virus vivo.
"Se ha confirmado que el contacto con el embalaje exterior contaminado por el nuevo coronavirus puede causar la infección", informa el Centro.
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Hasta el brote de Qingdao, el gigante asiático no había registrado nuevos casos locales en 55 días. El órgano de control de enfermedades tampoco revela si fue causado por los envases de la comida congelada.
Rebrote
El brote se remonta a dos trabajadores portuarios inicialmente diagnosticados como asintomáticos, que podrían haber infectado a otras 12 personas en un hospital de la ciudad costera.
De momento, China es casi el único país que afirma que el virus puede propagarse a través de la comida congelada. De hecho, las autoridades chinas encontraron restos del virus en alitas de pollo congeladas, así como en algunos mariscos.
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Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU han dicho que no hay pruebas de que "la manipulación de alimentos o el consumo de alimentos esté asociado con el COVID-19". Nueva Zelanda también descartó la posibilidad de que una de sus primeras infecciones ocurriera en un almacén frigorífico.
De acuerdo a las autoridades chinas, de un total de 2,98 millones de muestras de envases de alimentos que fueron estudiadas, los investigadores encontraron 22 muestras que dieron positivo.