Los hospitales de Beirut se encuentran casi saturados ante la llegada de pacientes de COVID-19, lo que sumado a la explosión en la capital libanesa empuja el Líbano "al borde del abismo", reconoció el exministro de Salud, que dimitió recientemente.
El número de positivos aumentó de manera significativa en las últimas semanas y el domingo se registró un récord de contagios en este país de Oriente Próximo con 439 nuevos casos, lo que eleva a 8.881 el número total de diagnosticados positivos por el nuevo coronavirus, de los cuales fallecieron 103.
"Los hospitales públicos y privados de la capital disponen de una capacidad de atención muy limitada, ya sea en número de camas en las unidades de cuidados intensivos o de respiradores", advirtió en una rueda de prensa el exministro Hamad Hassan.
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"Estamos al borde del abismo, no podemos permitirnos el lujo de perder más tiempo", alertó el exdirigente, quien apostó por la introducción de un nuevo confinamiento de dos semanas.
"En la capital, las unidades de cuidados intensivos y los servicios hospitalarios que se encargan de luchar contra la epidemia en los hospitales públicos están llenos", había asegurado un poco antes Hassan durante una entrevista radiofónica.
Según el exministro, cuatro hospitales de Beirut que atendían a pacientes del coronavirus quedaron "fuera de servicio" después de la gigantesca deflagración en el puerto.
El gobierno libanés introdujo un reconfinamiento provisional durante el verano, pero este fue derogado tras la explosión.
Líbano logró contener con cierta eficacia el coronavirus tras haber introducido un estricto confinamiento a mediados de marzo, pero los contagios volvieron a aumentar a principios del verano tras el levantamiento progresivo de las restricciones.