El primer ministro del estado australiano de Victoria, Daniel Andrews, anunció este lunes que las tiendas no esenciales de Melbourne, la segunda ciudad más grande del país, deberán cerrar a partir del próximo jueves para frenar el avance de la segunda oleada de coronavirus, que afecta especialmente a esta urbe y sus alrededores.
"Es desgarrador tener que cerrar los lugares de trabajo", pero "es lo que hay que hacer para frenar el avance de este virus salvajemente contagioso, de este virus mortal", declaró Andrews en una conferencia de prensa, donde también reportó 429 nuevos casos y 13 fallecidos. La medida afecta a restaurantes, cafeterías, gimnasios y salones de belleza.
Melbourne anuncia nuevas restricciones para tratar de contener al #coronavirus ??? pic.twitter.com/CSrGZMDnZ5
— Reuters Latam (@ReutersLatam) August 3, 2020
En cambio, supermercados, bancos, farmacias y despachos de bebidas podrán permanecer abiertos. Algunos sectores, como el de producción cárnica o el de la construcción, deberán reducir sus operaciones a partir del viernes. Las oficinas públicas también cerrarán sus puertas, indicó la autoridad, para quien las próximas seis semanas "son absolutamente críticas”.
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Rebrote descontrolado
Andrews también anunció subsidios para las empresas afectadas, de hasta 10.000 AUD (unos 6.000 euros), con el fin de mitigar el efecto de las medidas, que enviarán a un millón de trabajadores, de los 5 millones de habitantes que tiene Melbourne, a sus casas. Ya el domingo se había anunciado un toque de queda nocturno, con multas equivalentes a más de 1.000 euros a quienes lo incumplan.
Australia, que había logrado suprimir el virus en su territorio hasta el rebrote de Melbourne, registra un aumento en los contagios vinculados a presuntos fallos de seguridad en las cuarentenas de los viajeros internacionales. De los 12.000 casos detectados desde el inicio de la pandemia en el estado de Victoria, donde se encuentra Melbourne, 9.000 corresponden a brotes posteriores al 1 de julio. En toda Australia, 221 personas han fallecido de COVID-19.
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Este nuevo escenario ha obligado a retrasar de forma indefinida la burbuja de viajes entre Australia y Nueva Zelanda que negociaban ambos gobiernos, reveló la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern. Además, aísla de Melbourne del resto del país, donde la incidencia del SARS-CoV-2 es bastante reducida, informó DW