Rusia reanudará el próximo 1 de agosto en una primera fase los vuelos internacionales con tres países: el Reino Unido, Turquía y Tanzania, informó hoy el Gobierno ruso.
"A partir del 1 de agosto (vuelos internacionales) desde los aeropuertos de Moscú, San Petersburgo y Rostov", informó el primer ministro, Mijaíl Mishustin, en una reunión telemática del Gobierno ruso retransmitida por el canal de televisión público Rossía-24.
Los destinos serán, a partir del 1 de agosto, Londres, Ankara y Estambul, y desde el 10 de agosto Antalya, Bodrum y Dalaman.
También se suma a las rutas Zanzíbar, en Tanzania, un destino popular de los rusos, al igual que Turquía.
La viceprimera ministra, Tatiana Gólikova, aclaró que de momento "solo hay tres países" en la lista porque "somos muy cuidadosos con la reanudación de las conexiones aéreas para que no conlleve a la importación de nuevos casos a territorio ruso".
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Rusia, uno de los principales mercados emisores de turistas del mundo, superó este viernes los 800.000 casos de COVID-19 y 13.000 fallecidos, y aún registra casi 6.000 nuevos casos diarios.
Gólikova indicó que Rusia está trabajando en ampliar la lista de países con los que reanudar las conexiones internacionales, que Moscú suspendió el pasado 27 de marzo -con excepción de los de repatriación- para frenar la propagación del coronavirus.
Serie de criterios
El ministro ruso de Transporte, Yevgeni Dietrich, explicó que actualmente las autoridades de aviación negocian con 30 países para ampliar los destinos internacionales, si bien no reveló con cuáles.
Para tomar la decisión correspondiente, Moscú se basa en una serie de criterios: los países con los que negocia la reanudación de vuelos no deben registrar más de 40 nuevos casos de coronavirus en un periodo de 14 días por cada 100.000 habitantes.
Los extranjeros que entren en Rusia tendrán que haber hecho 72 horas antes de su llegada al país un test con resultado negativo en coronavirus.
Pese a la reanudación de vuelos internacionales, Rusia apuesta este verano por el turismo interno a fin de reflotar el sector, que ha sufrido unas pérdidas de más de 21.000 millones de dólares por la pandemia.
