Dinamarca ha cantado su primera victoria. “Hemos superado la primera mitad”, celebró el martes la primera ministra, Mette Frederiksen. De acuerdo con la líder danesa, los esfuerzos de su gobierno para luchar contra el coronavirus han sido tan exitosos que este miércoles han comenzado a reabrir las guarderías y las escuelas de primaria tras un mes de confinamiento. Es el primer país europeo que se atreve a permitir que los niños vuelvan a clase, una decisión que ha generado controversia en el país.
Las escuelas reanudaron hoy tímidamente las clases para niños de hasta 13 años de edad después de que se implementaran las restricciones para frenar la propagación de la COVID-19 el pasado 12 de marzo.
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La cifra de contagios ha caído de 390 a 193 en una semana y en total el país ha registrado, hasta el martes 14, 6 mil 511 contagiados y 299 fallecidos de una población de 5,6 millones de habitantes.
Sin embargo, las clases empezaron solo en la mitad de los municipios daneses y en el 35% de los centros de Copenhague, la capital, mientras los demás pidieron más tiempo para adaptarse a las normas de seguridad sanitaria que ha establecido el Gobierno. Se espera que todas las escuelas estén abiertas para el 20 de abril.
El Gobierno mantiene que la medida facilitará a los padres que se puedan concentrar en sus trabajos y mantengan la economía en marcha, pero el modelo ha generado muchas críticas.
Las empresas, por su parte, aplauden la decisión Frederiksen, cuya popularidad se ha disparado en las últimas semanas.
Dinamarca, como otros países, está sopesando los riesgos para la salud contra el daño económico catastrófico que supondría un bloqueo prolongado.