Especialistas australianos han empezado a realizar los ensayos preclínicos de una potencial vacuna contra el covid-19.
Las pruebas de dos posibles vacunas, que de momento solo se han aplicado a hurones, se realizan en las instalaciones de alta contención de bioseguridad de la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO) ubicadas en las inmediaciones de Melbourne.
Esta fase inicial de la investigación se prolongará durante tres meses, aproximadamente, indicó Rob Grenfell, el director de la CSIRO.
Sin embargo, el especialista precisó que no será hasta finales del próximo año cuando la vacuna obtenida a partir de estos ensayos, esté disponible para el público.
"Aún nos atenemos al [plazo] optimista de 18 meses para la entrega de la vacuna a los consumidores generales", declaró Grenfell en conversación con Reuters.
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"Ahora, por supuesto, esto podría cambiar. Existen un montón de desafíos técnicos que tenemos que superar", añadió.
Por otra parte, Grenfell destacó el "notable" ritmo del trabajo alcanzado, que ha permitido comenzar con los ensayos preclínicos en apenas unas 8 semanas, cuando este proceso suele prolongarse hasta dos años.
Según sus estimaciones, las pruebas en humanos de la potencial vacuna comenzarán a finales de abril o a comienzos de mayo. En ellas se evaluará tanto la eficacia del fármaco como la mejor forma de aplicarlo —ya sea por vía de inyección intramuscular o espray nasal— con el objetivo de lograr un mejor nivel de protección.
La CSIRO es el primer centro de investigación fuera de China que obtiene una cepa del SARS-CoV-2 creada en laboratorio y que la usa para investigar la enfermedad.
En febrero de este año, sus expertos comprobaron que los hurones comparten con los humanos un receptor celular del que se sirve el nuevo coronavirus para penetrar en una célula huésped. Por esa razón, los organismos de estos animales reaccionan de manera similar al contraer el patógeno.