Política interna y externa de Estados Unidos en jaque con el caso Irak

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La política interna estadounidense comienza a tambalearse luego de que el Pentágono confirmara que fue el propio presidente republicano, Donald Trump , quien ordenó matar al jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, Qassem Soleimani , asesinado este jueves con cohetes en el aeropuerto internacional Muhamad Alaa de Bagdad , capital de Irak, durante un ataque selectivo .

"Eso es considerado como una declaración de guerra, sin la aprobación del Congreso norteamericano. En un contexto electoral, y de un juicio político que se está desarrollando contra Trump, va a potenciar las críticas de los demócratas", opina el historiador especializado en política internacional, Leandro Morgenfeld, autor de libros como 'Bienvenido Mr. President'.  

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En efecto, apenas se dio a conocer la noticia, aparecieron los repudios locales a la política exterior de Washington.

Entre las voces más resonantes, se destaca la del senador opositor Bernie Sanders, aspirante a competir en la interna demócrata: "Tenía razón sobre Vietnam. Tenía razón sobre Irak. Haré todo lo que esté en mi poder para evitar una guerra con Irán", publicó en Twitter. Con más dureza, el candidato a presidente Joe Biden dijo que el actual mandatario lanzó "un cartucho de dinamita en un polvorín".  

"Con el ataque a Soleimani, Trump quiere asegurarse la reelección"

Por otro lado, para el analista Eduardo Martínez, el asesinato dispuesto por la Casa Blanca se interpreta de dos maneras. Primero, una demostración de fortaleza tras el ataque de miles de manifestantes a la Embajada de EE.UU. en Irak el último día del 2019, por el cual Trump acusó a Teherán de orquestar la ocupación del edificio. "No podía mostrarse débil en medio de una campaña presidencial", subraya el experto. Y en segundo lugar, pero más importante, podría leerse como un golpe de efecto para asegurarse un nuevo triunfo electoral

"Un presidente en guerra jamás es cambiado en los EE.UU. A Trump, un conflicto que se plantee en forma extensa, lo habilita para seguir en el poder", interpreta el entendido. En ese tono, agrega que es común que las distintas Administraciones impulsen un conflicto internacional, muchas veces bélico, al final de sus gestiones: "Bush [hijo] tenía severas críticas al cierre de su primer mandato, y fue reelegido a mitad de una guerra [invasiones de Irak y Afganistán]", ejemplifica.

De hecho, el propio Trump criticó en 2012 severamente al entonces presidente, Barack Obama: "Atacará a Irán para ser reelegido", acusó públicamente. Años después, esta clase de posteos son recogidos por los detractores del republicano, destacando la contradicción y, al mismo tiempo, la enorme 'coincidencia' con su antecesor

Mientras tanto, el actual mandatario enfrenta un proceso de destitución ante el Congreso, y si bien tiene "una imagen poderosa" entre la población, todavía "no se sabe qué daños causará el 'impeachment' en el resto del año", sostiene Martínez. Por ello, el analista considera que usar el aumento de la tensión en Oriente Medio podría "tapar" el escándalo político: "Plantear este conflicto, y que dure el mayor tiempo posible sin tener que invadir o bombardear Irán, le asegura de alguna manera la reelección".

Más en detalle, destaca que "para muchos estadounidenses, la política exterior se acepta a pesar de las diferencias porque es 'vendida' como un tema de seguridad nacional". En otras palabras: "La idea es 'apoyar a quien nos defiende', y eso le resultó a todos los presidentes", comenta.

Sobre este punto, resalta que tras el atentado a las Torres Gemelas, la gran mayoría defendía una intervención en Afganistán, y solo se ponían reparos sobre Irak. "Sin embargo, apoyaron la invasión a Irak porque creyeron en la amenaza de las armas químicas, y después se mostró que eso no existía", recuerda. 

¿Teherán responderá?

El profesor de geopolítica explica que en el plano internacional, cuando hay una escalada de tensión entre distintas naciones, se suele responder a las agresiones con un impacto similar al ataque recibido. No obstante, recalca que el asesinato a un alto mando iraní "fue una réplica demasiado alta". En ese tono, suma: "No es que se aplicó un nuevo embargo, o sanciones desde el Consejo de Seguridad. Directamente mataron a un general,y el salto fue tan grande que no se sabe la escalada que pueda generar".

Y se explaya: "El ataque no fue contra una amenaza, es decir, no se trató de una muerte como daño colateral. Ellos buscaron puntualmente a Soleimani, lo cual hace la situación más grave e impredecible en las próximas horas". Al respecto, Martínez aclara que la atención ahora está puesta en la posible respuesta iraní, que de momento ha prometido una dura venganza.

"EE.UU. no va a invadir Irán"

Para cerrar, y poner paños fríos, Martínez considera que Washington no planearía un ataque directo en territorio islámico: "El límite para EE.UU. es no entrar jamás a Irán, y esto es de manual para cualquier presidente", asegura.

Desde su óptica, establecer una guerra con Irán en aquella región persa implicaría desatar un conflicto que la Casa Blanca "no podría controlar". El único antecedente de un operativo estadounidense —encubierto— en Irán se produjo tras la captura de diplomáticos norteamericanos durante la Revolución Islámica de 1979, conocida como 'la crisis de los rehenes'.