Turramurra, Australia | AFP | Los incendios que asolan el este de Australia se intensificaron el martes debido a fuertes vientos, altas temperaturas y una vegetación seca, y alcanzaron la periferia de Sídney.
Los fuegos se encontraban a unos kilómetros del centro de la mayor ciudad australiana y los bomberos tuvieron que desplegar aviones para arrojar agua y pulverizar con productos retardadores los árboles y las casas de un suburbio situado al norte de la ciudad.
Según las autoridades, dos incendios fueron declarados en la periferia de Sídney y solo uno de los dos pudo ser controlado.
Imágenes aéreas mostraban las llamas arrasando un bosque de eucaliptos en Turramurra, a unos 15 km al norte de Sídney, ciudad con más de cuatro millones de habitantes.
"El fuego se extendió rápidamente", dijeron los bomberos del estado de Nueva Gales del Sur (sureste).
Miles de bomberos habían sido desplegados en los estados de Queensland y Nueva Gales del Sur debido a condiciones "catastróficas" y "excepcionales".
Las autoridades pidieron a los habitantes de una vasta región alrededor de Sídney que se protejan, estimando que no tenían tiempo de huir antes de la llegada de las llamas.
Se decretó una situación de emergencia para once de los más de 100 incendios forestales que asolaron una zona desde Brisbane a Sídney, mientras que numerosas ciudades están directamente amenazadas.
"Mucha gente siguió las advertencias y huyó pronto", declaró Shane Fitzsimmons, responsable de los bomberos de Nueva Gales del Sur.
"Para los que siguen" en las zonas afectadas "es demasiado tarde para irse y protegerse es ahora su única opción", afirmó.
Cierran más de 600 escuelas en Australia ante el avance de los incendios forestales declarados ya por el Gobierno como "peligro catastrófico" https://t.co/Mr9yQIUzYk pic.twitter.com/bYze2VTmUR
— Europa Press (@europapress) November 12, 2019
La peor combinación
Desde el viernes, los incendios en la costa este de Australia dejaron tres muertos, destruyeron más de 150 hogares y obligaron a miles de habitantes a huir.
Las temperaturas alcanzan los 40º C y se esperan vientos de hasta 60 km/h el martes en la costa este.
Según expertos, se trata de la peor combinación que se haya registrado de estos tres elementos, muy favorables a los incendios forestales.
Los vientos que soplan de oeste a este y la intensa sequía que afecta a la vegetación podrían propagar los fuegos hacia las viviendas del litoral.
"Estas condiciones deberían intensificarse", afirmó Fitzsimmons, que pide a los habitantes de las regiones vecinas ser vigilantes. "Un exceso de optimismo mata", advirtió.
Unas 600 escuelas fueron cerradas por precaución, así como numerosos parques nacionales.
La policía y el ejército apoyan logísticamente a los bomberos.
El Rally de Australia, última prueba del Campeonato Mundial de Rallies de la FIA, que debía comenzar el jueves en Nueva Gales del Sur, fue anulado este martes por los organizadores.
En la ciudad de Hillville, al norte de Sídney, un incendió arrasó una superficie del tamaño de unos 250.000 estadios de fútbol.
El fuego se acercó al domicilio de Daniel Stevens, que como muchos habitantes, se vio obligado a huir, después de haber dudado en abandonar su casa.
'Por todas partes'
En la pequeña ciudad de Taree, igualmente al norte de Sídney, decenas de personas se refugiaron en un parque de exposiciones.
Caroline Watson, de 59 años, llegó el lunes por la noche con su esposo y su perro.
"Los incendios están absolutamente por todas partes", dijo a la AFP.
En Blue Mountains, al oeste de Sídney, Alan Gardiner, un bombero de Winmalee, indicó que los vecinos estaban "aterrorizados y sin fuerzas".
La ciudad sigue recordando los fuegos de 2013, que destruyeron 200 hogares. La población es consciente de la importancia marcharse a tiempo, debido a las pocas carreteras en esta zona montañosa.
"Si hay un incendio, será catastrófico", estima Gardiner.
Julie Jones, una habitante, estuvo a punto de perder su casa a principios de la semana. "Me quedo. No voy a abandonar ahora", declaró a la AFP.
Cada año la inmensa isla continente es víctima de incendios durante la primavera y el verano australianos. Este año, la temporada de incendios fue particularmente precoz y violenta.
En Nueva Gales del Sur, se han quemado ya un millón de hectáreas, tres veces más que el año pasado.