1.596 personas han fallecido por el virus del ébola en la República Democrática del Congo en el último año, informó este domingo el Ministerio de Sanidad del país centroafricano este domingo.
Según el último informe del Ministerio de Salud congoleño, hasta la fecha se contabilizan ya 2.239 casos de ébola, de los que 2.145 han sido confirmados, y 1.596 fallecidos por el brote, que afecta a las provincias de Kivu Norte e Ituri. De entre el total de casos, 122 corresponden a trabajadores de la salud, un 5 por ciento del total, 39 de los cuales han fallecido.
El ministerio reveló que se han reportado 13 nuevos casos confirmados y nueve decesos desde la publicación del balance anterior de la epidemia que azota las provincias Ituri y Kivu del Norte, en el noreste del país, destaco TeleSur.
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El brote más letal de la historia
El brote más reciente de ébola registrado desde agosto de 2018 en las provincias de Kivu del Norte e Ituri es el más letal en la historia del país y el segundo del mundo por muertes y casos, tras la epidemia que se presentó en África Occidental en 2014.
Las operaciones para mantener en control la epidemia se ha visto dificultado por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento, los desplazamientos humanos masivos causados por conflictos tribales y la inseguridad en la zona, donde actúan grupos armados y milicias rebeldes que han atacado centros de atención a pacientes de ébola.
A pesar de estas dificultades más de 138.300 personas han sido vacunadas desde el 8 de agosto de 2018.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió no declarar la epidemia de ébola en RDC como emergencia sanitaria internacional el pasado 14 de junio, sí alertó sobre los riesgos de infección en la región tras la aparición de los primeros casos en Uganda.
Un llamado a la población
El ministro ha reconocido que el principal desafío para poner fin al brote es movilizar a las comunidades y hacerles entender la gravedad del ébola, ante la suspicacia y el recelo que la respuesta sanitaria al brote genera entre la población, lo cual se ha traducido con ataques contra personal sanitario y centros de tratamiento contra el ébola.
«Esta epidemia debe ser un problema de todos si queremos ponerle fin rápidamente», ha sostenido, defendiendo la implicación de los líderes comunitarios y religiosos así como la prensa. Asimismo, ha llamado a los ciudadanos a confiar en el Gobierno y en el Ministerio de Salud, que están trabajando para protegerles, y les ha pedido que acepten los enterramientos seguros de sus familiares muertos por el virus.