Botswana dió un paso al frente en el reconocimiento de los derechos LGBTI, ya que el Tribunal Superior de ese país resolvió despenalizar la homosexualidad, en medio del júbilo de activistas que esperaban expectantes la decisión en las puertas del Palacio de Justicia.
"La discriminación no tiene lugar en este mundo. Todos los seres humanos nacen iguales. La homosexualidad es otra forma de sexualidad que se ha suprimido durante años", dijo el juez Michael Leburu.
Tres jueces revocaron unánimemente la ley, que, bajo su criterio, estaba en conflicto con la Constitución de Botswana. El caso que derivó en este fallo fue presentado por un estudiante universitario, que argumentó que el Gobierno debía suprimir esta legislación a la luz de una sociedad distinta a la del pasado, en la que la homosexualidad era ampliamente aceptada.
Te puede interesar: El matrimonio gay ya es legal en Ecuador
"No es asunto de la ley (lo que hacen los adultos que dan su consentimiento en sus habitaciones). En otras palabras, ¿qué hace la ley en nuestra habitación? El tribunal dijo que no hay ninguna razón para criminalizar la conducta sexual entre personas del mismo sexo, es decir, no es asunto de la ley criminalizar los actos homosexuales”, expresó Tshiamo Rantao, integrante de la ONG "Lesbianas, Gays y Bisexuales de Botswana".
En tanto, Amnistía Internacional (AI) acompañó con satisfacción la decisión, ya que "marca una nueva era de aceptación, que debería inspirar a otros países africanos a seguir su ejemplo". "Con esta decisión, Botswana ha dicho 'no' a la intolerancia y al odio y 'sí' a la esperanza y la igualdad para todas las personas", aseguró en un comunicado la subdirectora de Amnistía Internacional para el sur de África, Muleya Mwananyanda.
Es un paso histórico para un país de mayoría cristiana que tiene profundas raíces conservadoras. Antes de este fallo, el código penal de Botswana, redactado bajo el gobierno británico, prohibía el "conocimiento carnal de cualquier persona en contra del orden de la naturaleza" y quienes fueran descubiertos enfrentaban hasta siete años de prisión. También eran castigadas lo que denominaban "prácticas indecentes entre personas" en público o privado, punible con hasta dos años de prisión.