Ni lo habían enterrado cuando empezó la repartición de sus bienes

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Había muerto horas antes, su cuerpo estaba en un féretro rodeado de sus familiares como parte de la tradición de velarlo por varias horas, pero ni así se salvó de ser víctima de la "delincuencia".

Aunque podría pasar como una broma de mal gusto, fue la realidad que enfrentó una familia en la colonia López Arias, del estado mexicano de Veracruz.

Mientras velaban el cuerpo de Miguel Ángel, de 68 años, algunos de sus parientes entraron a su casa para llevarse aparatos electrónicos como un horno de microondas.

Desde que murió el señor su familia ya había demostrado de qué estaban hechos.

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Según la cuenta de Twitter de Reporteros Urbanos, los familiares del occiso dejaron que los gastos funerarios corrieran por parte de la comunidad, y abandonaron el cuerpo.

En un video que circula en redes sociales se puede ver cómo al menos dos hombres entran a la vivienda para sustraer los aparatos electrónicos.

En la grabación se puede apreciar que los vecinos reclaman a los familiares, quienes abordaron un auto y se dieron a la fuga.

En redes sociales no cabe la incredulidad de quienes han visto el video. Algunos reclaman las acciones de los familiares, mientras otros recuerdan: "Es cierto, en cuanto mueres, corren a ver qué se llevan, por eso es importante no dejar nada, gástatelo en vida".

Maltrato a personas de edad avanzada

Por difícil que pueda parecer, lo que le pasó a Miguel en Veracruz no es un caso aislado.
Earl Roger, un hombre de 76 años, quien padecía de Alzheimer, fue abandonado en el Reino Unido por su familia. Con ayuda de la policía de Los Ángeles, las autoridades británicas pudieron resolver el caso.

El anciano había sido abandonado en Inglaterra por Kevin Curry, su hijo. Él, lo negó, aunque luego dijo que "nadie en la familia estaba preparado para aceptar hacerse responsable por él".

Basta recordar que el 90% de los casos de violencia contra los abuelos ocurre en el seno familiar.

Descuido, estafas, abandono y hasta golpizas son algunas de las afrentas contra quienes deberían estar gozando de descanso en el último tramo de sus vidas. El 90% de los agresores son los propios hijos o nietos.