Los médicos que colaboraron en el rescate de los doce niños integrantes de un equipo de fútbol que quedaron atrapados en 2018 en una cueva de Tailandia reconocieron que les administraron "dosis sin especificar" de ketamina, droga con propiedades anestésicas, para mantenerlos anestesiados y facilitar así su rescate.
La ketamina, utilizada durante mucho tiempo como anestésico para caballos, resultó un componente clave en el rescate de los niños que permanecieron 17 días junto a su entrenador en la gruta de Tham Luang Nang Non, en el norte del país asiático.
En una carta publicada ayer en "The New England Journal of Medicine", los médicos que idearon el rescate revelaron que los futbolistas de entre 11 y 15 años estaban anestesiados con esa sustancia mientras eran evacuados a través de las frías aguas con trajes de neoprene.
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Además de evitar ataques de pánico durante las inmersiones, la ketamina tiene una propiedad rara entre los sedantes, ya que estrecha los vasos sanguíneos en lugar de relajarlos, por lo que su uso hizo más difícil que los niños sufrieran hipotermia en el agua tras pasar estrés, deshidratación y falta de comida, indicaron los médicos.
La ketamina es una droga disociativa con potencial alucinógeno, que puede crear además sensaciones extracorporales, y es utilizada en medicina por sus propiedades sedantes, analgésicas y sobre todo, anestésicas, aunque también se usa de manera ilícita por sus efectos psicodélicos.
Una vez conocido el uso de la ketamina, las reacciones en la comunidad médica fueron diversas.
"Tendrías un niño completamente dispuesto a cooperar que seguiría respirando automáticamente durante la extracción", festejó el anestesista John Rivard, que trabaja en Estados Unidos y participó en misiones médicas en Tailandia y otros 14 países, informó DPA.
Jeffrey L. Apfelbaum, anestesista en la Universidad de Chicago, añadió que "las habilidades necesarias para sacar a los niños fueron increíbles. Hay innumerables maneras, médicas y de buceo, por las que la tragedia podía haber ocurrido".
Pero otros profesionales alertaron sobre los graves riesgos que corrieron los niños. Una sedación con ketamina "básicamente te da la vuelta al cerebro pero no lo duerme", explicó el doctor Jeffrey B. Gross, jefe del Departamento de Anestesia de la Universidad de Connecticut, por lo que la capacidad de los niños para realizar maniobras complejas como nadar estarían en riesgo, indicó DPA.
Ninguno de los niños encerrados en la cueva tenía experiencia previa en buceo y para escapar tuvieron que salir uno a uno a través de un laberinto de cuevas con aguas en movimiento, con una máscara que bombeaba oxígeno a sus pulmones.
La ketamina provoca alucinaciones aterradoras a entre un 5 y un 30 por ciento quienes la utilizan, especialmente adolescentes, según Gross. Aunque en pequeñas dosis los paros respiratorias no son habituales, con cargas mayores "pueden perder la conciencia y parar de respirar", agregó.