La mozzarella fabricada en Reino Unido tiene cada vez una mayor presencia en los platos de los británicos y espera destronar a su prima italiana aprovechando el inesperado empujón que le está dando el Brexit.
A 2.000 km de la región italiana de Campania, en las verdes colinas de Hampshire, en Inglaterra, varias de decenas de búfalas salen con paso perezoso de su establo en la granja de Laverstoke Park para ser ordeñadas.
Su leche se transforma después en grandes bolas blancas, listas para ser degustadas esa misma noche.
Jody Scheckter, de 69 años, corta una de ellas dejando salir el jugo cremoso de su interior.
"¿La diferencia con las mozzarellas italianas?", se pregunta. "Que las nuestras son mejores", dice con malicia.
Este excampeón de Fórmula 1 reconvertido a la agricultura y la ganadería biológica se lanzó a producir mozzarella con leche de búfala hace diez años, con el objetivo de "obtener el mejor sabor, sin concesiones".
Hoy produce 150 toneladas de mozzarella biológica al año en su granja de 1.000 hectáreas.
Aquí las reses son tratadas a cuerpo de rey, pastan libremente en un campo con 31 tipos de hierba y tréboles, y en invierno se reagrupan en un gran establo donde son masajeadas con ayuda de un enorme cepillo giratorio.
Con su leche se produjo queso azul, brie, guda e incluso cheddar, antes de que la granja se especializara en la mozzarella para responder, dice Schekter, a una "demanda masiva".
Sin embargo, el paladar de los británicos tuvo que acostumbrarse a esta nueva especialidad local.
"Al principio fue complicado porque mi mozzarella era fresca y la mayoría de la gente en Inglaterra nunca la había probado. La que compran en el supermercado tiene al menos cinco días y empieza a reblandecerse", recuerda.
Las bolas de mozzarella producidas en Laverstoke se venden en algunos supermercados y se utilizan para las ensaladas de una popular cadena de restauración rápida británica.
A pocas semanas de la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), prevista para finales de marzo, Scheckter ve el futuro con optimismo.
Le han contactado numerosos clientes potenciales que tantean el terreno. "Hay interés", afirma.
Cerca de un tercio de los alimentos que se consumen en Reino Unido proceden actualmente del continente europeo y los profesionales de la distribución temen que haya perturbaciones en la cadena de abastecimiento en caso de un Brexit sin acuerdo.
Algunos grupos hacen acopio de reservas mientras que otros cambian de abastecedor, privilegiando la producción de proximidad.
Tim Martin, presidente de la cadena de pubs británicos Wetherspoon, anunció así que dejaría de vender champán francés y ofrecería en sus locales bebidas fabricadas en Reino Unido.
También el grupo Azzurri optó recientemente por una mozzarella "made in Britain" para sus cadenas de restaurantes italianos, que utilizan unas 650 toneladas de mozzarella al año.
"Hicimos pruebas de degustación a ciegas y la mozzarella británica ganó. Tenía mejor textura y era más cremosa", dice a la AFP Kathryn Turner, directora de desarrollo alimentario en Azzurri. "Es un producto muy bueno, no sólo en términos de sabor. También es un producto local".
"El Brexit no ha sido el único motivo de nuestra elección pero fue tomado en consideración", explica Turner, quien considera que cambiar el origen de uno de sus productos claves "es algo bueno habida cuenta de la incertidumbre actual".
Los restaurantes del grupo están aprovisionados ahora por Glanbia Cheese, uno de los mayores productores de mozzarella de Europa, que exporta a más de 30 países en el mundo.
En pleno crecimiento, Glanbia Cheese, que ya tiene dos puntos de producción en Reino Unido, anunció el año pasado que invertiría en una fábrica al último grito en Irlanda, que podrá producir 45.000 toneladas de mozzarella al año.