La desaparición y posterior hallazgo de los 12 niños atrapados desde el pasado 23 de junio en una cueva en Tailandia mantienen en vilo al país asiático.
Y aunque las autoridades y expertos de numerosos países trabajan a toda prisa un plan de rescate, el optimismo que se había instalado en las afueras del complejo de cuevas de Tham Guam dio un vuelco completo este jueves.
Saman Kuman, un experimentado buzo del ejército tailandés de 32 años que se había ofrecido como voluntario en el rescate, murió cuando regresaba de llevar suministros hasta donde están atrapados los adolescentes y el entrenador del equipo de fútbol al que pertenecen.
De acuerdo a la información oficial, Kuman quedó inconsciente mientras buceaba de regreso al centro de operaciones instalado en la entrada de la cueva, que está localizada en el norte del país.
Es una noticia muy triste. Su trabajo era llevar oxígeno, pero no tenía suficiente para él cuando venía de regreso", explicó el gobernador de la provincia de Chiang Rai -donde está ubicada la cueva, Pasakorn Boonyalak.
La noticia no solo causó un fuerte impacto en el grupo de operaciones de rescate, sino que cambió el ambiente de esperanza que se vivía en el país y en el mundo de que los menores y su entrenador salgan sanos y salvos de su encierro.
Y lo que es peor, evidenció las dificultades que existen en torno al plan de rescatar a los jóvenes en el corto plazo.
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Optimismo y voluntarios
A partir del hallazgo con vida de los adolescentes, este lunes, miles de personas han formado una pequeña comunidad en la entrada de la cueva.
"Es un lugar de esperanza, buena energía y con un objetivo", la había descrito el corresponsal de la BBC en Tailandia, Nick Beake.
Y como ejemplo ponía a Lakhana Didyasarin, la directora del Colegio Americano de Bangkok, quien viajó desde la capital hasta este campamento para llevar "perros calientes, helados y brownies" a los voluntarios que estaban trabajando allí.
Ese buen ánimo se traducía además en optimismo sobre la suerte de los muchachos.
"Ahora que los hemos hallado será mucho más fácil. Tenemos doctores, enfermeras, expertos y todos juntos vamos a lograr sacarlos de allí", le dijo en su momento Didyasarin a la BBC.
Pero la muerte de un buzo profesional ha obligado a moderar las expectativas.
"Las autoridades han dicho que la muerte de Saman no impactará en su misión. Pero evidentemente hay una atmósfera distinta en la comunidad en la entrada de la cueva", dijo la periodista de la BBC Sophie Long, que está en la zona.
"Sobre todo porque le dejó a todos claro lo peligroso que es la ruta hacia donde están los muchachos", concluyó Long.