Johannesburgo, 13 abr (EFE).- Una guardia de honor y cientos de vecinos escoltaron hoy los restos mortales de la activista Winnie Madikizela-Mandela (segunda esposa del expresidente sudafricano Nelson Mandela) hasta su casa, en Soweto (Johannesburgo), para ser velad antes del funeral de Estado y entierro de mañana, sábado.
A velocidad de caminata a pie y entre fuertes medidas de seguridad, el féretro de la considerada "madre de la nación" fue trasladado desde una funeraria hasta su casa, donde lo aguardaban familiares, amigos, altos cargos políticos y referentes del Congreso Nacional Africano (CNA, gobernante en Sudáfrica desde la llegada de la democracia, en 1994).
Centenares de vecinos y simpatizantes entonaron cánticos y caminaron junto al coche fúnebre por las calles de Soweto, el distrito de antiguos guetos del suroeste de Johannesburgo, muchos empuñando banderas y ataviados con indumentarias del CNA.
En la residencia familiar también esperaban líderes opositores y personalidades extranjeras que han viajado para despedir a Madikizela-Mandela, como el reverendo estadounidense Jessie Jackson, quien destacó que ella fue la que se encargó de que el mundo no olvidara a su esposo cuando él estaba en la cárcel, en una época en la que no había Google ni Facebook.
"Nunca dejó el vientre de la bestia, nunca dejó de luchar,", alabó el activista afroamericano, en declaraciones a los medios.
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A la llegada de la caravana a la casa, el féretro, cubierto por una bandera del CNA, fue trasladado al interior por familiares, compañeros de lucha y autoridades religiosas.
Esta noche, los restos mortales serán velados en el Salón Comunitario Orlando (también en Soweto) y la despedida definitiva se producirá mañana, en un gran funeral de Estado que se oficiará en un estadio de la misma zona.
A continuación, sus restos serán enterrados en el cementerio Fourways Memorial, en el norte de Johannesburgo, donde también descansan otros miembros de su familia.
Apodada "Mama Winnie", Madikizela-Mandela falleció el pasado 2 de abril, a los 81 años, tras varios meses con la salud debilitada por diversas afecciones.
Winnie y Nelson Mandela se casaron en 1958 y tuvieron dos hijas, apenas unos años antes de que el Nobel de la Paz fuera enviado a prisión, donde permaneció durante 27 años.
En esas décadas, Madikizela-Mandela se encargó de la familia sin dejar de lado su activismo político, lo que la convirtió en uno de los iconos femeninos de la lucha contra el régimen de segregación racial del apartheid.
Fue detenida en numerosas ocasiones, torturada y mantenida proscrita.
Cuando Mandela salió de la cárcel, la relación de ambos solo duró dos años más, aunque su divorcio se hizo efectivo en 1996, ya con éste en la Presidencia del país.
Pese a mantenerse como una figura de referencia histórica y social, en las últimas décadas el legado de Madikizela-Mandela se había visto manchado por numerosos escándalos, como el que implicó a sus guardaespaldas, en 1988, en el secuestro y apaleamiento de cuatro jóvenes negros de Soweto (uno de los cuales murió), sospechosos de ser informadores de la Policía.