Ciudad del Vaticano, 9 abr (EFE).- El papa Francisco advirtió hoy que "también los cristianos pueden" caer en la "violencia verbal" que se escenifica en la red o en "foros o espacios de intercambio digital" y criticó que esta acabe normalizando "la difamación y la calumnia".
Así lo señala en su tercera exhortación apostólica titulada "Gaudete et Exsultate" ("Alegraos y regocijaos") que el Vaticano publicó hoy, en la que se aborda la "santidad en el mundo contemporáneo", sus "riesgos, desafíos y oportunidades".
"También los cristianos pueden formar parte de redes de violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio digital. Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto por la fama ajena", ha señalado.
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Francisco ha lamentado que en internet "se dicen cosas que no serían tolerables en la vida pública y se busca compensar las propias insatisfacciones descargando con furia los deseos de venganza".
"Es llamativo que a veces, pretendiendo defender otros mandamientos, se pasa por alto completamente el octavo: 'No levantar falso testimonio ni mentir', y se destroza la imagen ajena sin piedad. Allí se manifiesta con descontrol que la lengua 'es un mundo de maldad' y 'encendida por el mismo infierno, hace arder todo el ciclo de la vida'", argumentó.
Animó a las personas a utilizar su "firmeza interior" para evitar dejarse "arrastrar por la violencia que invade la vida social" y sostuvo que "el santo no gasta sus energías lamentando los errores ajenos", sino que "es capaz de hacer silencio ante los defectos de sus hermanos y evita la violencia verbal que arrasa y maltrata".
El Señor nos llama a todos a la santidad, también a ti. #Santidad
— Papa Francisco (@Pontifex_es) April 9, 2018
El papa también rechazó "el mundo de las habladurías, hecho por gente que se dedica a criticar y a destruir" y dijo que "no construye la paz".
"La difamación y la calumnia son como un acto terrorista: se arroja la bomba, se destruye, y el atacante se queda feliz y tranquilo. Esto es muy diferente de la nobleza de quien se acerca a conversar cara a cara, con serena sinceridad, pensando en el bien del otro", subrayó.