Hace un año, Abul Bajandar un conductor de bicitaxi que era conocido como el "hombre árbol" por las verrugas con forma de corteza que crecían en sus extremidades, parecía estarse recuperando de esta rara enfermedad que lo lastró durante una década.
Pero doce meses después de que los doctores le dieran el alta tras 24 operaciones quirúrgicas, las manos de Bajandar vuelven a estar cubiertas de lesiones.
La cirujana Samanta Lal Sen, que el año pasado celebró su mejoría como un hito en la historia de la medicina, admite ahora que el caso de Bajandar puede ser más complicado de lo que se pensó en un comienzo.
Su paciente, que no ha podido trabajar durante años, teme no curarse nunca.
"Tengo miedo de tener que someterme a más operaciones. No creo que mis manos y pies vayan a estar bien de nuevo", dijo a la AFP Abul, de 27 años, en el Hospital Universitario de Daca, adonde acudió para ser tratado en enero de 2016.
Bajandar sufre de epidermodisplasia verruciforme, una rarísima enfermedad genética de la piel.
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Intrigados por esta enfermedad tan poco frecuente, los médicos del hospital lo atendieron gratis y en sucesivas cirugías le extirparon más de cinco kilos de gigantes excrecencias de sus manos y pies.
Desde entonces, vive en una pequeña habitación del hospital con su esposa y su familia.
"Pensábamos que habíamos logrado una cura. Pero ahora parece un caso que llevará mucho tiempo", dijo Sen a la AFP. "Vamos a seguir investigando hasta alcanzar un éxito definitivo, aunque es difícil de decir cuánto tiempo nos tomará eso", dijo la doctora Sen a la AFP.
Esta semana Bajandar tuvo que ser sometido a la 25ª operación para quitarle algunas de las verrugas que crecían en sus manos.
– Menos de 12 casos –
Para su mujer Halima Jatun, su vida está en suspenso mientras atiende a su esposo y cuida de su hija de cuatro años.
"Estamos agradecidos por el tratamiento gratuito, nosotros no podríamos haberlo pagado", dijo Jatun, que fabrica alhajas para ganar algo de dinero.
Según Sen, menos de 12 personas en todo el mundo sufren epidermodisplasia verruciforme.
El año pasado, el Hospital Universitario de Daca trató a una niña pequeña que sufría de la misma enfermedad.
Los doctores declararon que la operación para sacarle las verrugas fue un éxito, pero su padre dijo después que las lesiones habían vuelto aún más numerosas.
En ese momento decidió interrumpir el tratamiento argumentando que no quería verla crecer en un hospital.
"Nadie merece estar para siempre en un hospital", dijo una enfermera que trabaja en la unidad de cirugía plástica.
"Desafortunadamente, él tiene que permanecer aquí por un tiempo", dijo.
Mientras espera, Bajandar enfrenta muchas preocupaciones económicas, entre ellas cómo va a pagar la educación de su hija.
"Está creciendo tan rápido", dice. "Quiero que sea médico. Pero si mi enfermedad empeora, ¿cómo podré mandarla a la guardería? ¿O a la facultad de medicina?", se pregunta.