Nairobi, 5 dic (EFE).- El conflicto en Irak ha dejado una huella tóxica de destrucción que podría tener consecuencias severas en la salud de sus ciudadanos y en los esfuerzos de reconstrucción, señaló hoy Naciones Unidas en el marco de su Asamblea medioambiental UNEA-3.
Según un nuevo informe de la organización holandesa de paz PAX, "Vivir bajo un cielo negro", los meses de quema de pozos de petróleo dejaron un paisaje ennegrecido y los grandes derrames de petróleo contaminaron tierras agrícolas y ríos.
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El informe, presentado esta mañana en Nairobi durante la segunda jornada de la UNEA–3, mostró también un peligroso aumento de la refinación de petróleo artesanal, con más de 1.600 pequeñas refinerías en 20 localidades en el norte de Irak.
La investigación incluye el testimonio de civiles de Al Qayyarah, una ciudad petrolera cerca de Mosul, donde los pozos de petróleo fueron incendiados por combatientes retirados de la organización terrorista Estado Islámico (EI), algunos de los cuales ardieron durante más de ocho meses.
La población local reclamó apoyo para limpiar la contaminación por petróleo y un seguimiento de su salud, ya que vive bajo una nube nociva que afecta a su entorno de vida, suelo, fuentes de agua y ganado.
"Nuestros hallazgos demuestran la necesidad de proporcionar un apoyo sostenido a las comunidades afectadas por restos tóxicos de guerra, y tomar estas preocupaciones en serio", dijo el líder del proyecto de PAX y autor del informe, Wim Zwijnenburg.
"Los riesgos de la salud ambiental tienden a subestimarse, y pasarse por alto en el trabajo humanitario y la reconstrucción, pero tienen el potencial de crear riesgos agudos y crónicos para la salud de los civiles", denunció Zwijnenburg.
Los daños en las áreas urbanas, incluido Mosul, generaron millones de toneladas de escombros, a menudo mezclados con materiales peligrosos, mientras que infraestructura crítica como centrales eléctricas y sistemas de alcantarillado pueden añadir riesgos perjudiciales, denunció la ONU en un comunicado.
Los ataques del EI contra las instalaciones petroleras en torno a Kirkuk y Baiji también provocaron derrames de petróleo en el río Tigris y se extendieron por grandes extensiones de terreno agrícola.
"El medio ambiente es una víctima silenciosa en cualquier conflicto, pero sabemos que la recuperación a largo plazo y la consolidación de la paz también depende de tomar medidas claras para reparar el daño ambiental", alertó el director ejecutivo de ONU Medioambiente, Erik Solheim.
El informe se presentó ante líderes políticos y de la sociedad civil llegados de todo el mundo, que se reúnen hasta mañana en Nairobi con el fin de alcanzar un acuerdo hacia una "contaminación cero" y prevenir así un daño que aún es reparable pero que necesita de acciones "urgentes".