Un diputado australiano del partido conservador en el poder pidió el lunes la mano a su novio en el parlamento, poco después de la presentación de un proyecto de ley para legalizar el matrimonio homosexual.
Tim Wilson, que según la prensa mantiene una relación con Ryan Bolger desde hace nueve años, estaba al borde de las lágrimas cuando agradeció a su novio haber soportado los largos debates sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo.
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"En mi primer discurso, definí nuestra relación con el anillo que llevamos en nuestra mano izquierda", dijo el político, de 37 años.
"Entonces solo me queda una cosa por hacer: Ryan Patrick Bolger, ¿quieres casarte conmigo?"
El interesado, que estaba en la tribuna del público, respondió "sí" entre los aplausos de los asistentes.
"Fue un 'sí', un 'sí' rotundo", declaró el presidente de la cámara, Rob Mitchell.
El proyecto de ley tendría que ser aprobado sin problema por la cámara baja del parlamento antes de Navidad, después de su adopción la semana pasada por el Senado por una holgada mayoría.
Tras más de 10 años de debates, los australianos se mostraron a favor del matrimonio gay en un 62% en una consulta popular.
"Es un momento inclusivo de reconocimiento y respeto", comentó el primer ministro Malcolm Turnbull, cuando los representantes empezaban a debatir el texto.
El ex primer ministro conservador Tony Abbott, una de las voces más importantes de la campaña del no en la consulta, declaró que ahora daría su apoyo al proyecto de ley.
En contexto
Un cura escocés pidió rezar para que el príncipe Jorge de Inglaterra, que tiene 4 años y es tercero en la línea de sucesión al trono, sea homosexual y ayude así a la normalización del matrimonio gay.
Kelvin Holdsworth, rector de la catedral de Glasgow (norte) y figura prominente de la Iglesia Episcopal escocesa (que es parte de la comunidad anglicana), levantó una polvareda en la prensa este viernes al formular su propuesta en su blog.
Para conseguir que la Iglesia acepte las bodas homosexuales, escribió, existe la opción de "rezar, en la privacidad de sus corazones (o en público, si se atreven), para que el Señor bendiga al príncipe Jorge con el amor, cuando crezca, de un buen caballero joven".
"Una boda real ayudaría a solucionar las cosas de manera remarcablemente fácil, aunque tendríamos que esperar 25 años a que eso ocurriera", añadió.