Dacca, 1 dic (EFE).- El papa Francisco pronunció finalmente el término "rohinyá", que había evitado durante este viaje en Birmania y Bangladesh por consejo de la iglesia local, tras un encuentro con un grupo de esta perseguida minoría musulmana en el que escuchó sus dramáticas historias.
"La presencia de Dios hoy también se llama rohinyá. Que cada uno tenga su respuesta", dijo Francisco en italiano tras haber mantenido un encuentro con 16 miembros de la minoría que procedían de los campos de refugiados en la provincia bangladesí de Cox's Bazar, donde se han asentado al huir de la brutal persecución que padecen en Birmania.
"Quizá podemos hacer poco por vosotros, pero vuestra tragedia tiene mucho espacio en nuestro corazón. Para aquellos que os han hecho daño y sobre todo por la indiferencia del mundo, os pido perdón. Perdón", dijo Francisco tras haber saludado y escuchado uno a uno a estos desplazados mientras les sostenía las manos.
Hasta ahora, Francisco había evitado decir esta palabra, ya que en Birmania podía haber suscitado las reacciones violentas de algunos extremistas, tal y como le había aconsejado la Iglesia local.
Pero hoy concluyó pronunciando la palabra rohinyá tras el encuentro interreligioso en el que participó en el jardín de la sede del arzobispado con representantes de musulmanes, budistas, hinduistas y otros cristianos.
"Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza. Todos nosotros somos esta imagen. Estos hermanos y hermanas también. Ellos son imagen del Dios viviente", aseguró.
El pontífice argentino pidió "enseñar al mundo qué es lo que hace el egoísmo con la imagen de Dios. Debemos continuar ayudándoles y movernos para que se reconozcan sus derechos".
Estos desplazados del estado birmano de Rakáin saludaron a Jorge Bergoglio, quien se detuvo con cada uno de ellos para intercambiar algunas palabras.
El director de Caritas, James Gómez, explicó a Efe que se trataban de dos familias, un grupo de 16 personas en total, entre ellas dos mujeres y un bebé y una niña huérfana.
Vestida con una falda roja con grandes lunares blancos Sahwat Ara, de 12 años, explicó a los periodistas que había perdido a sus padres, a sus dos hermanos y a dos tíos en un ataque del Ejercito birmano el 28 de agosto.
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— TN8 Nicaragua (@canaltn8) December 1, 2017
Pudo escapar junto a su tío Jaffar Alam, de 24 años, que quedó herido de bala y muestra su enorme cicatriz en el brazo, pero tuvo más suerte que los 30 que capturo el ejercito ese día y que fueron fusilados, según contó el joven rohinya.
Mohammed Ayub, 32 años, vio cómo también mataban a su hijo de tres años y Abdul Fyez, de 35, perdió a su hermano también a manos de los militares.
Estas son las historias que uno a uno contaron al papa, que les cogía las manos, y con la ayuda de un traductor iba escuchando las tragedias que han pasado y que siguen sufriendo.
El papa escuchaba en silencio con cara seria y sin soltar las manos de estas personas y a Sahmat la puso las manos en la cabeza como en señal de bendición y la despidió con una caricia.
También las mujeres se retiraron el velo que les cubría y contaron al papa el drama que han vivido.
Llegaron a la sede del arzobispado algo perdidos, con los vestidos más dignos que habían salvado de su huida de la región de Rakáin y acompañados por dos traductores de Caritas.
Sentados en una zona reservada del arzobispado, entre las más cercanas al pontífice, de donde se celebró la reunión ecuménica e interreligiosa, esperaron a poder saludar a Francisco, de quien sí habían oído hablar, aseguró el presidente de Caritas Bangladesh, Gervas Rozario.
El obispo de Chittagon, Moses Costa, confirmó a algunos medios durante la misa de la mañana que el papa había mostrado su interés por ir a los campamentos de refugiados en Cox's Baz, "pero que el Gobierno no lo habría permitido por cuestiones de seguridad, pero sí que permitió traer a un grupo de rohinyá para que el papa les pudiera encontrar".
Las personas que saludó el papa proceden del Campamento de Balukhali, en la provincia de Cox's Bazar, donde llegaron tras la ofensiva de los militares birmanos en agosto.
Rozario explicó a Efe que se eligió a estas tres familias al azar entre los más de 200.000 rohinyás a los que se les distribuyen cada 15 días la ayuda humanitaria y de primera necesidad.