El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha expresado este martes su preocupación por los elevados niveles de contaminación bacteriana E.coli en el agua de pozos de los campamentos de refugiados rohinyás en Cox's Bazar, en el sur de Bangladesh.
El portavoz de Unicef en Ginebra, Christophe Boulierac, ha dicho en la rueda de prensa bisemanal de la ONU que las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que está contaminada el 62% del agua en los campos de refugiados en Cox's Bazar.
El hecho de que el E.coli esté en el agua extraída de pozos para su consumo dentro de los campamentos "es una confirmación de que la contaminación fecal está ocurriendo" y puede provocar enfermedades y epidemias. Unicef también ha mostrado su preocupación por casos de diarrea aguda en los refugiados, entre los que ya hubo varias muertes.
Entre el 25 de agosto y el 11 de noviembre se han registrado 36.096 casos de diarrea aguda, incluidas diez muertes, ha señalado Boulierac, quien ha añadido que el 42% de los casos (15.206) se observó en niños menores de cinco años.
"Estamos viendo un alza en las tasas de infección", ha recalcado el portavoz, quien ha afirmado que la causa exacta de la diarrea aguda "permanece incierta" pero que podría estar ligada a agua o alimentos contaminados, así como a la escasa higiene.
El agua potable, una prioridad
Según Unicef, algunos de los tubos de los pozos se encuentran a poca profundidad, están mal ubicados, muy congestionados y no cuentan con medidas para prevenir la contaminación bacteriana.
El Fondo de la ONU para la Infancia trabaja con otras agencias y socios para construir pozos con tubos que cumplan los estándares internacionales, de una profundidad de al menos 40 metros y que aseguren que el nivel de agua sea adecuado.
Unicef y las autoridades bangladeshíes trabajan juntos para investigar los niveles de contaminación exactos y para asegurar construcciones mejores. La agencia ha acelerado además la distribución de pastillas de purificación.
El suministro de agua potable ha sido una de las prioridades principales de Unicef a la hora de responder a las necesidades de los refugiados rohinyás, al igual que la instalación de letrinas y sanitarios en los campos de refugiados.
Actualmente distribuye unos 195.000 litros de agua diarios a más de 50.000 personas, ha indicado Boulierac, quien ha agregado que se han instalado más de 420 pozos con tubos que abastecen a unos 140.000 rohinyás. Unos 621.000 rohinyás han huido a Bangladesh desde el 25 de agosto del estado birmano de Rakáin por una nueva ola de violencia contra esta minoría musulmana.