Negociadores de casi 200 países abordan este viernes la última jornada de discusiones en la conferencia del clima de la ONU (COP23) tras haber constatado con resignación que Estados Unidos seguirá su propio rumbo.
"Con la salida de [Donald] Trump parece como si las estrellas nos hubieran abandonado" explicó a la AFP Seyni Nafo, un negociador del grupo de nacionees africanas.
"Es como si nos faltara el corazón. La posición de Estados Unidos influencia a los otros países desarrollados, lo que a su vez tiene consecuencias para las posiciones que adoptan la mayoría de países en desarrollo. Todo el mundo se vigila mutuamente", indicó.
El presidente Donald Trump anunció en junio que el histórico Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático, suscrito en 2015 tras años de laboriosas negociaciones, y al que se acaba de incorporar incluso Siria, no le servía.
Estados Unidos abandonará el Acuerdo oficialmente de aquí tres años, ratificó la representante estadounidense en la COP23, Judith Garber, quien aseguró sin embargo que su país seguirá trabajando en pos de un mundo habitable, basado en las energías limpias.
El origen de esas energía, sea fósil o no, no tiene importancia, añadió Garber.
La Casa Blanca está convencida que la innovación tecnológica ayudará a controlar las emisiones de gas invernadero de recursos como el carbón, a pesar de la opinión negativa de los expertos del cambio climático.
Hay urgencia para luchar contra el fenómeno del calentamiento del planeta, según esos expertos, puesto que todo apunta a que el objetivo de mantener el aumento de las temperaturas por debajo de 2º C no se cumplirá.
– Los fondos no llegan –
La COP23 de Bonn ha sido una etapa intermedia de la negociación. Por un lado los miembros de la conferencia deben revisar sus compromisos de reducción de gases de aquí a 2020, y de ayudas financieras.
Por otro lado, y esa es la parte más compleja de la negociación, deben avanzar en la redacción del reglamento del Acuerdo de París, que compromete a la comunidad internacional por décadas.
"La 'pata débil' son los métodos de implementación [del Acuerdo], no solamente el acceso a financiamiento y recursos sino transferencia de tecnologías y gestión de capacidades" para ayudar a los países en desarrollo, explicó en rueda de prensa la canciller de Ecuador, María Fernando Espinosa.
Ecuador ostenta la presidencia del grupo negociador más numeroso, conocido como G77 y China (134 países).
Por ejemplo, explicó, el Fondo Verde creado en la COP de Cancún de 2009.
"Ya han pasado 8 años, se esperaban 100.000 millones de dólares anuales, y eso no ha ocurrido. Lo que hay en la cesta son 6.000 millones" criticó.
La financiación ha sido cada año uno de los grandes caballos de batalla de la conferencia del clima de la ONU, pero además están las reglas de control mutuo entre los países, que implica, por ejemplo, fijar un patrón de medidas de emisiones que sea universal.
La canciller ecuatoriana aseguró que a pesar del desconcierto creado por el anuncio de Washington, el ambiente al cierre de esta COP23 era de confianza.
"A pesar de algunas tensiones creo que vamos a salir con un amplio programa de acción" de Bonn, indicó Espinosa.
El borrador del reglamento del Acuerdo de París tiene por el momento centenares de páginas, y debe ser afinado de aquí a la próxima COP, que se celebrará en diciembre de 2018 en la ciudad polaca de Katowice.
Tras la entrada en vigor del Acuerdo de París, el año pasado, "esta era la primera COP para compartir ideas, para darles sentido; aunque no creo que hayamos hecho lo suficiente en torno al reglamento" explicó a la AFP Mohamed Adow.
A falta del impulso estadounidense, Francia y Alemania intentaron esta semana retomar la antorcha.
El presidente francés, Emmanuel Macron, acogerá a mandatarios del mundo entero el 12 de diciembre en París reafirmar el compromiso contra el cambio climático. Trump no fue invitado.