Dacca, 27 oct (EFE).- Casi 89.000 refugiados rohinyás huidos de Birmania (Myanamar) e instalados en el gran campamento situado en el sureste de Bangladesh no tienen acceso a paquetes de alimentos, según informaron el Gobierno bangladesí y las Naciones Unidas.
"En el campamento levantado por el Gobierno no podemos llegar con ayuda alimentaria hasta el 25 % de los rohinyás", afirmó hoy a Efe el portavoz en Bangladesh de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Joseph Surjamoni Tripura.
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El porcentaje se basa en un informe elaborado por la Comisión bangladesí de Asistencia al Refugiado y la Repatriación (RRRC) en colaboración con ACNUR, para el que encuestaron a 355.933 rohinyás en el campamento, donde se calcula que hay alrededor de 700.000 de ellos.
Mohammad Abdul Kalam, comisario de la RRRC en el distrito de Cox's Bazar, donde se encuentra el campamento, explicó hoy a Efe que los problemas en el reparto de alimentos y otra ayuda humanitaria se deben "a la mala conexión por carretera".
Según el informe, que cubre a casi 83.000 familias encuestadas entre el 4 y el 25 de octubre, el 30 % de los preguntados no habían recibido material de refugio, un 53 % no tenían acceso a material sanitario y un 52 % a medicinas.
"El número de rohinyás aumenta todos los días en el campamento y los recién llegados se mueven todavía de un lugar a otro, que es otra de las razones por las que no podemos acceder a todos", subrayó el comisario Kalam.
El portavoz de ACNUR también remarcó que "muchos de los refugiados rohinyás entraron en un período muy corto, por lo que no fue posible llegar a todos", aunque Tripura anotó que la situación está mejorando y que todos acabarán recibiendo ayuda.
En su último informe de situación difundido hoy, el Grupo de Coordinación Intersectorial de la ONU cifra en 605.000 a los rohinyás llegados a Bangladesh en los últimos dos meses.
La crisis de los rohinyás comenzó el pasado 25 de agosto, tras un ataque de un grupo insurgente de esta comunidad musulmana contra instalaciones policiales y militares en el estado birmano de Rakáin, una acción que fue respondida por el ejército con una campaña de represión que aún continúa.
Birmania no reconoce a los rohinyás como una comunidad del país y los considera bangladeshíes, mientras que Bangladesh, donde ya antes de esta crisis vivían unos 300.000 miembros de esta minoría, los ha tratado siempre como extranjeros.