Manila, 23 oct (EFE).- Las Fuerzas Armadas de Filipinas derrotaron hoy finalmente a los rebeldes yihadistas afines al Estado Islámico (EI) en la sureña ciudad de Marawi, tras cinco meses de combates que han dejado más de un millar de muertos.
"Tras 154 días de asedio por el Grupo Maute del EI y una semana después de que el Comandante en Jefe (el presidente, Rodrigo Duterte) declarara la liberación de Marawi, anuncio el fin de todas las operaciones de combate", declaró el ministro de Defensa, Delfin Lorenzana.
El anuncio llegó después de que las tropas recuperaran el último edificio donde resistían más de una decena de combatientes yihadistas, que fueron abatidos por las tropas entre ayer y hoy.
"La operación final fue difícil porque tenían una férrea defensa del edificio, con potentes armas y una ametralladora de calibre 50", describió a Efe el portavoz de las Fuerzas Armadas, Restituto Padilla.
El Ejército ha recuperado los cadáveres de 42 rebeldes y ha rescatado a 20 rehenes, según el portavoz, desde que Duterte declarara "liberada" de facto esta ciudad al oeste de la isla de Mindanao el pasado martes 17.
Ese anuncio tuvo lugar un día después de que el Ejército matara a los dos líderes de los rebeldes, Isnilon Hapilon -autoproclamado emir del EI en el Sudeste Asiático- y Omar Maute, lo que decantó la batalla de forma definitiva del lado de las Fuerzas Armadas.
El ministro de Defensa filipino calificó hoy como "un avance decisivo contra la proliferación del terrorismo en esta parte del mundo" la derrota final de los yihadistas, que pretendían establecer una provincia del califato del EI en el sur de Filipinas.
Por su parte, el secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, que se encuentra de viaje para asistir a una reunión con homólogos de varios países en Clark (Filipinas), envió un mensaje para felicitar a las Fuerzas Armadas filipinas por el logro cosechado hoy.
"Como saben, tuvo lugar una muy dura batalla en el sur de Mindanao. Y creo que el Ejército filipino ha enviado un mensaje muy fuerte a los terroristas", indicó a los periodistas durante el vuelo, según una transcripción oficial.
El conflicto finalizó exactamente cinco meses después de que comenzara el 23 de mayo con la rebelión armada de insurgentes del Grupo Maute, que tomaron parte de la ciudad tras quemar todo a su paso portando banderas negras del EI.
Para Lorenzana se ha tratado del "intento más serio de exportar el extremismo violento y el radicalismo" en Filipinas y la región del Sudeste de Asia.
Los cinco meses de combates han dejado 920 insurgentes, 165 soldados y 47 civiles muertos, además de 1.780 rehenes liberados y 850 armas recuperadas de los islamistas radicales, que según todos los indicios contaron con abundantes recursos y tiempo para planear la rebelión.
Tras eliminar el último reducto insurgente, las tropas se dedicarán ahora a "limpiar la ciudad de bombas y otras trampas que puedan haber dejado los terroristas, para lo que contamos con numerosos expertos en explosivos y una unidad de perros policía", explicó el portavoz.
Mientras, las autoridades de la provincia de Lanao del Sur -cuya capital es Marawi– se preparan para comenzar con los trabajos para recuperar la normalidad en esta ciudad de 200.000 habitantes.
"Primero hay que limpiar los barangays (barrios) y sus alrededores, después restaurar las instalaciones públicas y servicios básicos, y por último retornar a los todavía 385.000 desplazados comenzando por las zonas menos afectadas por los combates", declaró a Efe el portavoz del Gobierno provincial, Zia Alonto.
Alonto definió el estado de Marawi como "devastador" con miles de casas destruidas, 65 centros escolares dañados, sin suministro de agua en toda la ciudad y de electricidad en algunas zonas, por lo que afirmó que "es necesaria una reconstrucción a gran escala".
El día que comenzó el conflicto Duterte declaró la ley marcial en toda la región de Mindanao -donde viven unos 20 millones de personas- y recientemente sugirió que esta medida de excepción podría mantenerse en vigor aún después de derrotar a los rebeldes de Marawi.
Con cerca de un 20 por ciento de población musulmana, Mindanao ha sido escenario desde hace décadas de conflictos entre el Gobierno y diversos grupos insurgentes.