Jerusalén, 12 oct (EFE).- El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, decidió hoy que su país abandone la UNESCO después de que Estados Unidos haya anunciado su retirada de la organización multilateral.
"Esta es una decisión valiente y moral, porque la UNESCO se ha convertido en el teatro del absurdo y porque, en lugar de preservar la historia, la distorsiona", dijo Netanyahu en un comunicado distribuido por su oficina.
Israel ha expresado su molestia por las resoluciones que han disminuido su nexo histórico con Tierra Santa y que, en lugar de ello, han nombrado a antiguos sitios judíos como sitios del patrimonio palestino.
Al elogiar las decisiones de Trump como "valientes y morales", Netanyahu dijo que ha ordenado a los diplomáticos israelíes que preparen la retirada de Israel de la organización en concierto con los estadounidenses.
El embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, también elogió la acción de Washington como "un nuevo día en la ONU, donde hay que pagar un precio por la discriminación en contra de Israel".
"La UNESCO se ha convertido en un campo de batalla donde se ataca a Israel y se ha hecho caso omiso de sus verdaderos papel y propósito", dijo Danon en una declaración. "Las absurdas y vergonzosas resoluciones de la organización contra Israel tienen consecuencias", agregó.
A varios diplomáticos que iban a ser enviados a la misión este verano se les dijo que sus puestos estaban en suspenso y se les aconsejó que buscaran otros empleos. Adicionalmente, en el proyecto de presupuesto del gobierno de Trump para el próximo ejercicio no se prevé la posibilidad de que se suspendan las restricciones financieras impuestas a la UNESCO.
Además de la falta de personal y de planes de financiación para la UNESCO por parte de Estados Unidos, altos funcionarios estadounidenses _entre ellos la embajadora ante la ONU Nikki Haley_ han hecho denuncias reiteradas a la UNESCO.
Funcionarios estadounidenses dijeron que el secretario de Estado Rex Tillerson tomó la decisión y que no la discutió con otros gobiernos, sino que fue el resultado de una deliberación interna del gobierno.
Funcionarios estadounidenses revelaron la decisión a The Associated Press antes de que fuera anunciada formalmente. Los funcionarios, que no estaban autorizados a ser identificados públicamente para hablar del tema, dijeron que Estados Unidos está especialmente molesto por aquellas resoluciones de la UNESCO que niegan las conexiones judías con ciertos lugares sagrados y por las referencias a Israel como una potencia ocupante.
Algunos diplomáticos consideraron que la votación de 2011 en la UNESCO para incluir a Palestina fue una prueba de un arraigado sesgo antiisraelí dentro de Naciones Unidas, donde Israel y sus aliados están en franca desventaja frente a los votos de los países árabes y sus partidarios.
La directora saliente de la UNESCO, la búlgara Irina Bokova, calificó la partida norteamericana como una pérdida para "el sistema de Naciones Unidas" y para el multilateralismo. Dijo que Estados Unidos y la UNESCO son importantes el uno para el otro más que nunca para luchar mejor contra "el aumento del extremismo violento y el terrorismo".
Bokova defendió la reputación de la UNESCO al destacar los esfuerzos de la agencia para apoyar la educación sobre el Holocausto y capacitar a los maestros para que luchen contra el antisemitismo. Recordó que la Estatua de la Libertad en Nueva York es uno de los muchos sitios del Patrimonio Mundial protegidos por la agencia de Naciones Unidas.
Otros miembros de la UNESCO no hicieron comentarios inmediatos sobre la partida de Estados Unidos.
No es la primera vez que Estados Unidos se retira de la UNESCO. Lo hizo en la década de 1980 porque Washington la consideraba mal administrada, corrupta y porque creía que estaba siendo utilizada para promover los intereses soviéticos. Se reincorporó a ella en 2003.