Más de 27.000 refugiados de Birmania cruzaron al vecino Bangladés en una semana huyendo de los combates entre los rebeldes musulmanes rohinyás y el ejército birmano, acusado por activistas de haber matado a 130 civiles de una misma localidad.
Según las últimas cifras divulgadas el viernes por la ONU, 27.400 personas llegaron a Bangladés desde el viernes pasado y unos 20.000 estarían bloqueadas en la frontera. Estos refugiados son mayoritariamente rohinyás.
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Paralelamente, Chris Lewa, del proyecto Arakan, organización de defensa de los derechos de los rohinyás, dijo a la AFP "que fuerzas de seguridad acompañadas por pobladores de la etnia rakáin atacaron el domingo el pueblo de, quemaron casas y dispararon contra los rohinyás que huían".
"Según una lista que pudimos establecer, 130 personas murieron, entre ellas mujeres y niños", añadió.
Los enfrentamientos empezaron el 25 de agosto, cuando cientos de hombres, que formarían parte del Arakan Rohingya Salvation Army (ARSA), atacaron varias comisarías de policía del estado birmano de Rakáin, dando lugar a los mayores episodios violentos desde hacía meses.
Los enfrentamientos llevaron a miles de civiles, principalmente miembros de la minoría rohinyás, perseguida, a abandonar sus hogares.
Más de 400.000 rohinyás se encuentran en Bangladés, un país que no quiere acoger más y que cerró su frontera con Birmania.
Los rohinyás, musulmanes sunitas, hablan un dialecto de origen bengalí utilizado en el sureste de Bangladés, de donde son originarios.
Alrededor de un millón de ellos vive en Birmania, país mayoritariamente budista, buena parte en campos de refugiados, principalmente en el estado de Rakáin, en noroeste del país.