Entre 50 y 60 millones de ciudadanos de Pakistán están expuestos a una "contaminación por arsénico generalizada de las aguas subterráneas" en el valle del río Indo, lo que supone un "peligro significativo para su salud", de acuerdo con un estudio publicado en la revista Science.
Este estudio, liderado por Joel Podgorski, un ambientalista del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuática, confirma las sospechas que ya se tenían sobre la contaminación de las aguas subterráneas en Pakistán.
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Podgorski y su equipo tomaron 1.200 muestras en todo el país para conlcuir "que gran parte de la llanura aluvial del Indo es probable que tenga elevadas concentraciones de arsénico".
Entre 50 y 60 millones de personas que dependen de esas aguas para su consumo ingieren unos 50 miligramos de arsénico en cada litro de agua, cinco veces la cantidad máxima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según los investigadores, "este alarmante número de personas afectadas demuestra una necesidad urgente de hacer pruebas en todos los pozos de agua potable en la llanura aluvial del Indo, y tratar los pozos afectados en consecuencia". Las altas concentraciones de arsénico pueden provocar trastornos de la piel, cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares.
Contexto
Mueren 4 personas en un ataque suicida en el norte de Camerún
Al menos cuatro personas murieron y otras seis resultaron heridas en un nuevo ataque suicida en la localidad de Mozogo, en la región del Extremo Norte de Camerún y muy cerca de la frontera con Nigeria.
El ataque tuvo lugar sobre las 22.00 hora local (21.00 GMT) de la pasada noche, cuando dos hombres hicieron estallar los explosivos que uno de ellos llevaba atados a su cuerpo frente a un grupo de vigilantes civiles que patrullaban la zona, informaron testigos a Efe.
Dos miembros del equipo de vigilantes murieron en el lugar del ataque y otros dos mientras eran trasladados al hospital. La muerte de los dos atacantes aumenta la cifra total a seis decesos.
Las víctimas de este nuevo atentado pertenecen a un comité de vigilancia civil que fue creado por las autoridades camerunesas para luchar contra el terrorismo yihadista que azota el país, labor recompensada con comida o premios, pero no económicamente.
Los vigilantes patrullan las localidades en busca de elementos sospechosos y alertan a las fuerzas de seguridad en caso de alerta, además de recopilar información para el Batallón de Reacción Rápida (BIR, siglas en francés), unidad de élite del Ejército.