A propósito del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemora este miércoles, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que a diez años de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, estos continúan sufriendo discriminación, pobreza y violencia.
Pese a los avances en cuanto a leyes, políticas educativas y sanitarias en los últimos diez años, los indígenas continúan como las personas más vulnerables y marginadas en todo el mundo.
De acuerdo a cifras de la ONU, los pueblos indígenas sufren pobreza de manera desproporcionada: el 33 por ciento de los pobres en las áreas rurales son comunidades indígenas, y padecen niveles exorbitantes de discriminación y violencia: una de cada tres mujeres indígenas es violada a lo largo de su vida.
Los pueblos indígenas practican culturas y formas únicas de relacionarse con la gente y el medio ambiente. Retienen, además, rasgos sociales, culturales, económicos y políticos que son distintos de los predominantes en las sociedades en las que viven. Pese a sus diferencias culturales, los pueblos indígenas de todo el mundo comparten problemas comunes a la hora de proteger sus derechos como pueblos diferentes.
Según la organización Defensores de Primera Línea, 281 defensores de los derechos humanos fueron asesinados en 25 países durante 2016 por atreverse a defender los derechos de los indígenas, las tierras y el medio ambiente, lo que implica un aumento significativo en comparación con los 185 de 2015 y los 130 de 2014.
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Pese a esto, la organización mundial hizo un llamado a los Estados a transformar las palabras en hechos para acabar con la discriminación, la exclusión, la falta de protección, y los conflictos por sus tierras y recursos.
Igualmente, el organismo exhortó a cumplir las normas para la supervivencia, dignidad y bienestar de los pueblos indígenas de todo el mundo, además de garantizar la seguridad de quienes defienden sus derechos.
Un año más celebramos el Día de los Pueblos #Indígenas reivindicando todos los derechos y oportunidades para los niños pic.twitter.com/IuMhv5peyd
— UNICEF ComitéEspañol (@unicef_es) August 9, 2017
Por su parte, América Latina ha sido pionera en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Más allá de los derechos de los individuos que los conforman.
Las poblaciones indígenas y su especial relación con el territorio han sido consideradas como sujetos de derechos; son parte de los saberes ancestrales que hemos aprendido a valorar y que son la base conceptual de los instrumentos de gobernanza territorial que la modernidad propone.
En Venezuela, desde la llegada de la Revolución Bolivariana los pueblos ancestrales de la patria, que fueron excluidos durante los gobiernos de la cuarta República, han sido incluidos en las políticas de la sociales y económicas de la nación. El 27 de mayo de 2002, el comandante Hugo Chávez firmó, a través del decreto 1.795, el uso obligatorio de las lenguas indígenas en sus zonas de influencia y la creación del Consejo Nacional de Educación, Cultura e Idiomas Indígenas.
El Gobierno Bolivariano, junto al presidente Nicolás Maduro, han desarrollado planes de formación comunitaria para los indígenas, así como también la educación intercultural bilingüe, saberes tradicionales, ancestrales y artesanales para consolidar su identidad y soberanía cultural.
Asimismo, entre los países que cuentan con mayor número de población indígena, aparece Bolivia, que se ubica en el quinto lugar, donde fueron contabilizados un total de 45 millones, que representan el 8,3 por ciento de la población de la región, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La Constitución Política del Estado Plurinacional reconoce 36 pueblos indígenas originario campesino, entre ellos el aymara, quechua, baure, bésiro, canichana, cavineño, cayubaba, chimán, guaraní, machineri, maropa, sirionó, mosetén, yaminawa, yuki, yuracaré, zamuco, weenhayek, leco, itonoma y ese ejja.
Desde la toma de posesión del primer presidente indígena, Evo Morales, en 2006, el país logró importantes avances en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre ellos la reducción de la pobreza y el hambre, lo cual benefició a los pueblos originarios.