El Cairo, 23 jun (EFE).- Varios condenados egipcios esperan a ser ejecutados en la horca cuando termine el mes sagrado de ramadán, el próximo domingo, entre ellos seis jóvenes -acusados de matar a un policía en 2014- que desaparecieron y fueron después torturados, según sus familiares y ONG locales e internacionales.
La madre de uno de ellos, Mahmud Wahba, relata a Efe que su hijo desapareció el 6 de marzo de 2014 y no supo nada de él hasta que lo vio el mes siguiente en un vídeo del Ministerio de Interior egipcio, en el que el joven aparecía con la cara hinchada y golpeada, y confesaba haber matado a un policía.
Fatma Mostafa cuenta en una conversación telefónica que, cuando pudo visitar a su hijo, este le contó que le habían torturado con descargas eléctricas para hacerle confesar, además de golpearle.
Junto a Mahmud, Basem Mohsen Eljorieby, Jaled Askar, Ibrahim Azab, Abdelrahman Atia y Ahmed al Shal también esperan a que se les aplique la pena de muerte, a la que fueron condenados el pasado 7 de junio por matar a un agente y formar parte de una "organización terrorista".
La directora de Justicia Criminal de la ONG Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales, Yara Salam, asegura a Efe que hubo "irregularidades" en el juicio de los seis jóvenes, además de que estos fueron torturados para confesar.
Su ONG ha divulgado un vídeo reivindicando el derecho a la vida y a un juicio justo porque "la vida de las personas no es un juguete", dice Salam.
Asimismo, destaca que las condenas a muerte son "una reacción ante los ataques terroristas" por parte de las autoridades, que aceleran los juicios por casos de terrorismo y acaban emitiendo "sentencias muy crueles".
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Se refiere a los últimos ataques terroristas contra los cristianos coptos, que han dejado un centenar de muertos entre los meses de diciembre y mayo en varios puntos de Egipto, y que han sido todos ellos reivindicados por el grupo terrorista Estado Islámico.
La ONU ha pedido a Egipto detener las ejecuciones, ya que los condenados confesaron bajo tortura y fueron juzgados en vistas que no respetaron la ley internacional, según un grupo de expertos independientes del organismo.
La aplicación de la pena capital en estos seis casos conllevaría una "ejecución arbitraria" dado que los acusados fueron víctimas de "tortura, malos tratos, y fueron forzados a confesar" -tres de ellos en directo en la televisión nacional- y permanecieron detenidos "en condiciones inhumanas", señalaron los investigadores de la ONU.
Mientras, activistas y ONG egipcias han lanzado una campaña contra reloj para que el Gobierno detenga las ejecuciones de los seis jóvenes y de otras decenas de condenados a muerte en los últimos días.
Bajo el lema "Detened las ejecuciones", los activistas y organizaciones de derechos humanos se han movilizado en las redes sociales y han solicitado la intervención de la comunidad internacional ante la posibilidad de que sean ahorcados al concluir el mes musulmán de ramadán.
"Las ejecuciones no se llevan a cabo durante el mes de ramadán" dijo esta semana el director de la Institución de Cárceles egipcias, coronel Mohamed Husein, al periódico estatal Al Ajbar.
"Una vez que las ratifique el presidente (Abdelfatah al Sisi) serán aplicadas", añadió Husein en referencia a las sentencias contra los seis jóvenes.
Otros cuatro civiles fueron condenados a muerte de forma definitiva por un tribunal militar el pasado lunes, además de otras 31 personas supuestamente implicadas en el asesinato del fiscal general egipcio, Hisham Barakat, aunque estos últimos aún pueden apelar el veredicto.
Según Amnistía Internacional (AI), en 2016 se llevaron a cabo 44 ejecuciones en Egipto, frente a las 22 de 2015 y las 15 de 2014.
La ONG internacional señala que las condenas a muerte aumentaron en el país de forma sustancial desde 2013, cuando llegó al poder Al Sisi, en un golpe de Estado militar que derrocó al entonces presidente islamista, Mohamed Mursi.
Desde entonces, centenares de seguidores de Mursi han sido juzgados y condenados a muerte, en algunos casos en juicios masivos y considerados sin garantías mínimas.