SANGJU, Corea del Sur (AP) — En un país donde las bicicletas son consideradas el transporte de los pobres o una forma para entrenar los fines de semana, la ciclovía más larga y con mayor ingeniería del mundo está en construcción.
La pista atraviesa los densos bosques de Corea del Sur, pasa junto a un río en Seúl y recorre empinadas montañas.
Un maestro surcoreano ha recorrido en bicicleta los 2.700 kilómetros (1.677 millas) de ciclovía del país que han sido completados hasta la fecha. Moon-wan Sup dijo que “si a uno le gusta pedalear muy rápido deberá entrenar, pero si le gusta ir lento cualquiera podrá disfrutar nuestros caminos”.
La construcción de la multimillonaria ciclovía se enfrentó al desdén generalizado hace una década, cuando fue vista como un costoso intento de apaciguar el desprecio del público por un controvertido proyecto de restauración de ríos que fue aprobado sin escuchar opiniones de la población.
Pero es difícil odiar una ciclovía.
En especial una que provee un paisaje relajante a lo largo de enormes ciudades y que incluye túneles sólo para bicicletas con pavimentación de primera, bombas de aire para neumáticos que operan con energía solar, sanitarios con forma de bicicletas y “centros de certificación” cada 20 kilómetros (12 millas) donde los ciclistas pueden estampar el logotipo del lugar en libretas especiales.
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Y aunque menos de 2% de la población de Corea del Sur se desplaza en bicicleta (comparado con 49% de los habitantes de la UE), las vías para bicis que alcanzarán 5.000 kilómetros (3.100 millas) están ganando popularidad, tanto entre los paseantes recreativos de Corea del Sur como entre el creciente número de extranjeros que considera el turismo en bicicleta como una opción para sus vacaciones.
Las rutas están repletas con nuevos albergues, cafeterías y restaurantes que ofrecen servicios a los ciclistas que necesitan un lugar para dormir o un tazón de arroz y vegetales. Granjeros, oficinistas y baristas se mostraron acogedores durante una visita reciente; el asistente de una estación de gasolina insistía en darle a los ciclistas un café endulzado a las afueras de la aldea de Sesoan, y una mesonera cerca de Chungju se despertó antes del amanecer para guisar los huevos de sus gallinas con col y zanahoria que ella cultiva.
El sendero pasa por playas y cascadas, sembradíos de arroz y granjas de ajo, hortalizas y pagodas. Cruza por debajo de los enormes budas tallados en las majestuosas colinas del Parque Nacional Gyeongju, y atraviesa el Museo de la Bicicleta de la ciudad de Sangju, un centro de 27.870 metros cuadrados (300.000 pies cuadrados) en donde cientos de familias, muchas de las cuales conducen o toman un autobús desde Seúl, se reúnen el fin de semana para practicar su pedaleo en una pequeña pista.
Aunque breves tramos de las rutas surcoreanas comparten camino con los automóviles, en su mayoría carecen de tránsito y son de construcción reciente, a diferencia de las redes que conectan caminos y senderos como las rutas de EuroVelo 15 que cubren 70.000 kilómetros (43.495 millas) entre Portugal y Rusia, o como el sendero TransAmerica, una vía de 6.804 kilómetros (4.227 millas) entre Oregon y Virginia.