Gaza, 30 may (EFE).- Los ciudadanos de Gaza ya no pueden disfrutar ni de aguas azules ni de aire puro cuando van al mar, su destino más visitado en verano, por la contaminación de las aguas residuales vertidas en medio de una crisis eléctrica sin precedentes que amenaza con el cierre de las playas.
Los desagradables olores provenientes de diferentes zonas de la costa se deben a que las aguas residuales ya no se filtran antes de llegar al Mediterráneo, porque la planta de tratamiento de desagüe depende de la electricidad, que sufre cortes de hasta doce horas seguidas.
La costa de Gaza mide unos 40 kilómetros de largo y tiene nueve grandes estuarios que bombean unos 110.000 litros de aguas residuales al día al mar.
Especialistas y funcionarios locales informan de que el bombeo de esa cantidad de agua residual antes de ser filtrada amenaza con contaminar el mar de manera masiva y priva a los ciudadanos de la Franja del disfrute de la playa.
"Toda la costa se ha vuelto impura, son pantanos contaminados por agua sin tratar", señaló a Efe Jalid Abu Ghali, un alto funcionario de Información Medioambiental de Gaza.
La razón principal de esta polución, explicó, es la mala calidad del proceso de tratamiento del agua residual por la crisis eléctrica, puesto que las plantas de tratamiento están desaguando el agua no tratada directamente al mar.
Algunos ayuntamientos se ven obligados a canalizar con bombas el agua sucia directamente hacia el Mediterráneo, incluso antes de que lleguen a la planta de tratamiento.
Abu Ghali apunta como causa directa los cortes de electricidad de 20 horas al día que sufre ese territorio palestino -gobernado de facto por el movimiento islamista Hamás-, que ha tenido un efecto devastador en servicios vitales para la salud y el medioambiente, como la paralización de la limpieza de los vertidos.
Desde principios de abril está detenida la única central eléctrica de Gaza por falta de combustible debido al bloqueo israelí y, sobre todo, a los desacuerdos entre Hamás y el nacionalista Al Fatah, que gobierna en Cisjordania y se ha negado a seguir pagando las facturas eléctricas del enclave mientras los islamistas mantengan el control.
El primer ministro palestino, Rami Hamdallah, responsabiliza de la crisis eléctrica a Hamás, que por su parte acusa a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que este encabeza.
La Franja necesita 500 megavatios de electricidad por día pero la cantidad disponible ronda los 210 megavatios, de los cuales 120 los provee Israel, 30 Egipto y el resto la planta ahora detenida.
Los dos millones de habitantes de Gaza han tenido acceso solo a unos 150 megavatios al día desde el comienzo de la crisis y desde 2006 la planta eléctrica se encuentra en situación de emergencia.
En condiciones normales, Gaza funcionaba en un ciclo de ocho horas de electricidad al día pero ahora, con la planta local fuera de juego, hay ciclos de seis horas o menos de suministro, especialmente crítico en los meses de verano e invierno.
Ahora hay días en que la población sólo disfruta de tres horas de electricidad al día, sobre todo cuando hay problemas en las líneas eléctricas que vienen de Egipto.
La crisis de contaminación del mar ha hecho que la Corporación del Agua y Agua Residual en Gaza se plantee cerrar las playas y prohibir el baño en ellas durante todo el verano, explicó a Efe su director, Monzer Shablak.
Según dijo, el proceso de limpieza de residuos no puede llevarse a cabo con solo cuatro o seis horas de electricidad al día.
"En muchas áreas del mar de Gaza no se puede entrar a nadar porque las aguas residuales amenazan a ancianos y niños, la población más vulnerable a enfermedades y virus", afirmó.
"Estamos hablando de un agua absolutamente contaminada, llena de materia biológica y química, por lo que nadar debe estar prohibido en más del 50 % de la costa de Gaza", añadió.
Abed Al Fatah, experto en medio ambiente, confirmó a Efe que "el bombeo diario al mar de grandes cantidades de agua sin tratar amenaza directamente la vida de las personas, enfermando a los niños, así como a la industria pesquera".
De no mejorar la situación, la ya de por si deprimida y sitiada población de Gaza se quedará este verano sin el principal de los escasísimos lugares de ocio donde podía distraerse durante un rato de las penurias diarias.