Un ataque atribuido por las autoridades al grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra la radiotelevisión pública afgana (RTA) causó seis muertos en pleno centro de Jalalabad, capital de la inestable provincia de Nangarhar, base de muchos combatientes rebeldes.
En un breve comunicado publicado en árabe por su agencia de propaganda, Amaq, y la aplicación de mensajería Telegram, el EI aludió a una «redada suicida de un grupo de combatientes» sin ninguna otra precisión sobre la operación.
Sin embargo, para el gobernador provincial Gulab Mangar no hay ninguna duda. «Dáesh (acrónimo en árabe del EI) es responsable de este ataque«, declaró a la prensa. «Como los hemos anulado en nuestras operaciones recientes en Nangarhar, quieren mostrar con este ataque que continúan activos», estimó.
El asalto duró más de cuatro horas, antes de que el último de los cuatro asaltantes fuera abatido, y causó 17 heridos. Hay cuatro civiles entre los muertos y dos miembros de seguridad, según el gobernador de esta provincia del este del país.
«Había cuatro asaltantes, uno de ellos se hizo estallar a la entrada de la RTA y mató al guardia de seguridad. Los otros tres entraron al edificio, donde nuestras fuerzas de seguridad los siguieron. Los combates duraron cuatro horas, las fuerzas de seguridad intentaron no causar daños adicionales», explicó el gobernador.
Dos horas después del inicio del ataque, el portavoz del gobernador, Attaulá Jogyani, declaró a la AFP que todavía se escuchaban claramente los tiros procedentes de la RTA, que está situada frente a la oficina del gobernador provincial y del cuartel general de la policía de Jalalabad
«Cuando escuché los disparos me escapé, pero mis colegas siguen atrapados en el interior», dijo un fotógrafo de la RTA que quiso conservar el anonimato.
Las organizaciones de prensa y los periodistas, especialmente afganos, han pagado un alto precio en los últimos años de conflicto. En 2016 fueron asesinados trece periodistas según su Comité de Protección (AJSF).