Mogadiscio, 4 may (EFE).- El ministro de Obras Públicas de Somalia, Abbas Abdullahi Siraji, murió anoche tiroteado por guardias de seguridad frente al palacio presidencial en Mogadiscio, informaron fuentes gubernamentales.
Abdullahi, de 31 años, falleció en el acto después de que los guardias abrieron fuego contra el vehículo con el que se disponía a entrar en el palacio presidencial porque consideraron que se trataba de un "coche sospechoso".
Era el ministro más joven del nuevo gabinete somalí formado tras las históricas elecciones presidenciales celebradas el pasado 8 de febrero.
El presidente de Somalia, Mohamed Abdullahi "Farmaajo", anunció que volverá de su viaje a Etiopía para asistir hoy al funeral del ministro que se celebrará en la capital.
"Farmaajo" ordenó la detención de los responsables y ya hay cuatro guardias detenidos, según los medios locales.
Crecimiento económico en África solo ha beneficiado a elite
"He reducido mi visita para asistir al entierro estatal de mi ministro", expresó conmovido el presidente tras conocer lo sucedido.
Abdullahi era miembro del Parlamento por la ciudad de Kismayo, aunque creció en el campamento de refugiados de Dadaab, en el norte de Kenia y muy cerca de la frontera somalí.
Fue el primer refugiado que regresó a Somalia y se convirtió en ministro, lo que lo convirtió en un símbolo de esperanza para los cientos de miles de refugiados somalís que han tenido que huir a países vecinos debido a la violencia y la crisis alimentaria.
Abdullahi formaba parte del nuevo Gobierno compuesto por 25 miembros, seis de ellos mujeres, que tenían como principal reto la reconstrucción de un país devastado por la guerra, el terrorismo y la hambruna.
Uno de los principales desafíos del Gobierno es el grupo terrorista Al Shabab, que anunció en 2012 su adhesión formal a Al Qaeda y lucha por instaurar un estado islámico de corte wahabí en Somalia, donde perpetra regularmente atentados contra civiles, policías, representantes del Gobierno y militares.
El mes pasado, el presidente somalí declaró el "estado de guerra" para acabar con los terroristas, que todavía controla amplias zonas del sur y del centro del país.