El Cairo, 3 may (EFE).- Egipto ejecutó hoy a un joven de 22 años condenado a muerte en la provincia de Minia (sur) por violar y asesinar a una niña de cinco años en marzo de 2014, informó la agencia oficial de noticias egipcia, MENA.
El condenado, identificado como Ragab A. M., fue sentenciado a la horca por haber matado a la menor, que según las investigaciones fue estrangulada con su propia camiseta y golpeada en la cabeza con una piedra.
El médico forense aseguró entonces que la niña había sido violada, después de examinar su cadáver encontrado en una vivienda en obras en la localidad de Dahmuro, en la provincia de Minia.
La policía logró detener al culpable pocas horas después del descubrimiento del cadáver por parte de los vecinos.
Los hechos tuvieron una gran repercusión social y durante la celebración del juicio los familiares de la víctima exigieron al tribunal que tomara medidas decisivas frente a los violadores.
Ayer, otro hombre fue condenado a muerte en Egipto por haber violado a una niña de 20 meses de edad en la provincia de Daqahliya, en el delta del Nilo.
La sentencia tiene que ser ratificada por el gran muftí, máxima autoridad religiosa musulmana del país, cuya opinión no es vinculante pero al que los jueces se dirigen para recibir su aprobación en los casos de penas de muerte.
En las décadas recientes algunas formas extremas de violencia contra los niños y niñas –incluyendo la explotación sexual y la trata, la Mutilación Genital Femenina (MGF), las peores formas de trabajo infantil y el impacto de los conflictos armados– han provocado un clamor internacional y han logrado una condena unánime, aunque no una solución rápida. Pero además de estas formas extremas de violencia, muchos niños y niñas son expuestos cotidianamente a violencia física, sexual y psicológica en sus hogares y escuelas, en los sistemas de protección y justicia, en los lugares de trabajo y en sus comunidades. Todo esto tiene consecuencias devastadoras para su salud y bienestar, ahora y en el futuro.